Los representantes republicanos y demócratas se siguen «agarrando del chongo» y no han votado aún el rescate financiero para la industria automotriz representada por las norteamericanas General Motors y Chrysler y que sería de $15,000 millones de dólares con la presión legislativa de que haya un jefe del plan y la presión para que Richard Wagoner, presidente de General Motors Corp. renuncie. Hoy sería un día clave para esa votación en el Capitolio.
Aunque muchos congresistas en el Capitolio han demostrado ignorar los problemas reales que se viven en las tres armadoras de Norteamérica, otros más que escépticos están atacando las malas actuaciones de Rick Wagoner, presidente de GM, y de los otros altos ejecutivos como Alan Mulally, de Ford, y Robert Nardelli, de Chrysler, por su «ineptitud», dicen, ante el mal manejo de la crisis automovilística más impactante en la historia del sector en los Estados Unidos.
Quienes más conocen al sector de los automóviles, ponderan los brutales ataques que otros legisladores le propinan a la industria. Estas plausibles intervenciones van cargadas de un ánimo positivo por sacar la ayuda, que aún con esa autorización de $15,000 millones de dólares, será insuficiente, afirman, para dos empresas que están al borde de la quiebra, como son General Motors y Chrysler LLC.
El caso de Ford es que Mulally ha dicho en el Congreso norteamericano que la empresa tiene cierta liquidez por la venta de Jaguar Cars y Land Rover a la hindú Tata Motors en meses pasados. Pero que a mediano plazo, para marzo o abril de 2009, requerirá algún tipo de financiamiento.
Las discusiones están en que un grupo de legisladores, sobre todo republicanos –dolidos claro por el revés que algunas empresas les dieron en las pasadas elecciones presidenciales no sólo al votar por Obama en lugar de McCain sino apoyarlas de otra forma–, están empujando porque el Congreso nombre a un jefe del plan de rescate que no sea ninguno de los cuatro fantásticos representados por Wagoner, Mulally, Nardelli y el líder sindical de la UAW, Ron Gettelfinger, abierto apoyador de los demócratas.
El ambiente político, caldeado esta semana por el «descubrimiento» de corrupción del gobernador de Illinois, quien pretendía vender el asiento dejado por el entonces senador Barack Obama en el congreso local, ha complicado más la negociación automotriz.
Sin embargo, varios senadores entrevistados por las televisoras CNN y Fox News, señalan que la nueva ley del plan de rescate automotriz saldrá hoy del Capitolio «pase lo que pase».