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Cuando Porsche anunció en enero la compra del 50.76% de Volkswagen se suponía que salvaba a su hermana alemana de la quiebra. Aquí dijimos que era al revés: VW le daba juego a Porsche para integrarse más al grupo. Y su deuda de $9,000 millones de euros le impedía adquirir más de la creadora del Escarabajo. Ahora, si no quiebra, si no se integra, Porsche tendrá que pagar $700 millones de euros que le debe a VW.
Volkswagen envió el domingo un ultimátum a Porsche para que acepte la oferta de VW por comprar las acciones de la marca de lujo. De hecho ayer lunes fue el día límite para que Porsche contestara. No hubo respuesta en todo el día de ayer ni lo que va del martes.
Volkswagen está ofertando comprar el 49% de Porsche en $3,000 y $4,000 millones de euros, de acuerdo a Der Spiegel citado por El País este fin de semana.
Se trata de una fusión donde entraría un tercero en quite: Un emirato de Qatar que se hará de las acciones que VW tiene de Porsche, una triangulación curiosa.
El gobierno de Baja Sajonia, segundo participante en el consejo de accionistas de VW con derecho a veto, está de acuerdo con esta operación.
Porsche tiene que aceptar la oferta o de lo contrario pagarle a VW el préstamo de $700 millones de euros que le facilitó en otra de sus etapas críticas pero manejadas hacia afuera con una situación de aparente estabilidad de Porsche que, ahora se sabe, no tenía.
Los ultimátums no pertenecen al siglo XXI, reviró Porsche el mismo domingo, señalando que no se dejará presionar por Volkswagen para tomar una decisión en ese sentido.
Un fondo estatal –otra vez las manos del los gobiernos que en los paradigmas neoliberales están impedidos de meter las manos en negocios privados– se quedaría con el 5% de las acciones de la nueva compañía, 40% de Porsche y VW, 20% de Baja Sajonia y 15% el millonario de Qatar.
