La canadización de General Motors

Si todo sale bien el gobierno de Canadá tendrá el 10% de las acciones de la nacionalizada General Motors. Por ello, Fritz Henderson, presidente de la nueva GM le ha asegurado a la planta de Oshawa la producción del Cadillac XTS. Pero todo se resolverá en estos días en Nueva York.

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El gobierno de Canadá aportó $9,500 millones de dólares para evitar la quiebra total de General Motors el pasado 1 de junio cuando fue anunciado el plan de rescate por parte del gobierno de Obama.

El gobierno de Canadá con ello evitó que GM anunciara cierres de las plantas en su país y garantizó el trabajo para unos 3,500 empleados.

A cambio, Fritz Henderson, presidente de GM, y su staff de trabajo, decidió que el nuevo sedán de lujo Cadillac XTS, que sustituye al DTS que fue un rotundo fracaso en los mercados de Canadá y Estados Unidos, sea fabricado en la planta de Oshawa.

Si Canadá puede fortalecer su presencia en el consejo de administración de la nueva GM –ello solamente será realidad si el juez Gerber de Nueva York decide que la empresa puede ser entregada al gobierno norteamericano, si no tendrá que ser liquidada y Canadá perderá toda posibilidad de seguir en el juego– podrá hacerse de más acciones con el transcurrir del tiempo.

Incluso, aún con una liquidación total de GM, Canadá podría pelear la nacionalización de las plantas, o la compra de estas, para entrar de lleno como gobierno al negocio automotriz, como de hecho lo están haciendo muchos gobiernos en el mundo, contrario a las leyes de la oferta y la demanda impuestas en los países occidentales del capitalismo salvaje.

Los gobiernos, las nacionalizaciones, irán a este proceso por tratarse de empresas de interés nacional para sus economías y para la preservación del empleo.

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