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Fue elocuente ver a Barack Obama montado en un Chevrolet Volt dando vueltas dentro de la planta de Detroit hace unos meses. Hoy, con su expresiva sonrisa, anuncia el inicio de una nueva era para la industria automotriz estadunidense. Y todo porque el regreso de General Motors Company a la Bolsa de Valores de Nueva York quiere ser visto por ellos como un parteaguas cuando enfrenta Estados Unidos el peor déficit de su historia.
Barack Obama tomó el volante de la industria automotriz de su país (Foto Reuters).
El presidente de Estados Unidos declaró hoy que con el regreso de GM a la bolsa se iniciará el pago del subsidio que el gobierno hizo a esta empresa con el fin de salvarla de la quiebra. «El retorno de dinero se hará pronto», declaró el mandatario.
GM recibió $61,000 millones de dólares de rescate del gobierno y con su ingreso a la bolsa obtendrá recursos para acelerar el pago del préstamo de dinero público, asunto que ya ha estado atendiendo por una real recuperación que ha tenido en sus ventas.
Los analistas pronosticaron en un comienzo del año una venta de todo el sector por 11.5 millones de unidades, pero ese pronóstico se superará para alcanzar más de 12 millones, aunque lejos aún de los 16.1 millones que se tenían hace cinco años.
GM inició ayer una oferta de papel comercial por $13,600 millones de dólares y espera que sus positivas ventas de este año hayan generado la suficiente confianza nuevamente de los inversionistas para que apoyen a la empresa comprando acciones. El papel se incrementó a $34.19 en su valor.
Obama volvió a justificar su política populista de rescatar a GM y Chrysler. «Si no hubiéramos hecho esto hubiera reinado el caos en la economía», aseveró.
En agosto Ed Whitacre, presidente de la empresa, dijo que a él no le gustaba el nuevo apelativo que le dieron a la empresa cuando le decían «Government Motors» en vez de General Motors.
