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La automovilística sueca SAAB decidió cerrar su planta central en Trollhatan a partir de enero mientras anunció que están a la venta los activos que poseé General Motors. La china BIAC sólo adquirió la tecnología para los sedanes 9-3 y 9.5 mientras Spyker espera que al último minuto de este año pueda concluir alguna negociación positiva.
Este impasse de la fábrica sueca tiene en vilo a unos 3,400 trabajadores que dependen directamente del empleo en las instalaciones de Trollhattan. La rara operación hecha con la china Beijing Automotive Industries Holding Co. pudiera permitir el traslado de la tecnología de sus sedanes al país asiático, sin tener que cargar con el peso de la operatividad del complejo industrial en Suecia.
BIAC sólo se interesó por adquirir la parte tecnológica de los modelos 9-3 y 9-5 que quiere construir en China, pero no así toda la operación de SAAB, por lo que General Motors está haciendo un último esfuerzo por vender los activos de la planta en Suecia.
La firma Spyker, fabricante de vehículos de superlujo valuados cada uno en unos $200,000 euros, piensa que todavía puede llegar a algún tipo de negociación con General Motors para adquirir alguna parte importante de la empresa sueca, pero no hay nada firme aún.
El gobierno sueco piensa que en la operación para tratar de salvar a SAAB faltó un poco más de empeño por parte de la norteamericana GM, pero es inminente el cierre de la planta y también de unos 1,100 concesionarios de la marca.
De ser así, están a punto de desaparecer 60 años de vida de aquella fábrica de aviones que creara el primer concepto turbocargado para la industria automotriz y que luego de 2o años de trabajo conjunto, General Motors echa por la borda. Fue en 1990 cuando la firma estadunidense mostró su interés por adquirir a SAAB, la cual comercializó en Estados Unidos y otros países, incluido México, donde se instalaron agencias Cadillac-SAAB-Hummer. Estas dos últimas marcas, despareciendo del mapa automotriz en 2010.
