Al Volante ha seguido el trágico accidente del actor estadunidense Paul Walker y de su amigo de orígen salvadoreño, Roger Rodas, además del hecho doloroso, por dejar una muestra de conciencia de lo que no debemos hacer como automovilistas: Jugar con la velocidad. Y menos en la calle.
El Porsche Carrera GT de Walker: ¿Qué velocidad para quedar así? (Foto agencias).
La agencia Reuters ha revelado hoy una noticia de que la muerte del actor de Estados Unidos, acaecida el domingo pasado mientras regresaba de acudir con un amigo a un acto de beneficio al pueblo de Filipinas –en los suburbios de Los Ángeles, California–, se debió a el traumatismo del choque y las quemaduras, ya que el auto estalló en llamas después del impacto contra un poste.
El lector puede ver la foto superior donde el Porsche Carrera GT del actor está completamente destruido luego del accidente. Paul Walker, quien presumía de conducir bien ya que le gustaba el automovilismo deportivo y lo ejercitaba no sólo dentro de las películas de «Rápido y Furioso» donde intervino, sino en otras pistas, no manejaba ese día del accidente su Porsche, sino que dejó en manos de su amigo Roger, de origen salvadoreño, la conducción.
El forense de Los Ángeles determinó que el accidente mortal del sábado en Santa Clarita, California, se debió posiblemente al exceso de velocidad. El choque fue de frente contra un poste y el auto estalló en llamas.
Queda una hipótesis por demostrar: Si hubo alguna falla mecánica en la unidad o todo fue producto del exceso de velocidad (y analizar si los tripulantes no venían compitiendo en la calle contra otro vehículo).
El rodaje de «Rápido y Furioso 7» se ha suspendido ante la muerte del actor.
Queda ver si alguna instancia oficial o no pudiera analizar si este tipo de rodajes no invitan a los jóvenes a correr en las calles y si esa circunstancia pudiera incitar a la irresponsabilidad de hacerlo en la calle, como fue el caso de Walker y su amigo (hecho todavía por demostrar).
El servicio forense