Thomas Karig se jubila de VW de México; hombre-industria que deja huella

Hay hombres que dejan huella en la industria automotriz en México. Uno de ellos es el querido Thomas Karig, quien desde 1980 trabajó en Volkswagen de México y ahora pasa a vivir de sus recuerdos, y seguramente de sus asesorías. Es calificado por Al Volante como un «hombre-industria», pues llevan al sector en sus entrañas.

Thomas Karig se jubila de Volkswagen de México (Foto VW).

Thomas Karig Gerecht laboró 37 años en Volkswagen de México. Su labor llegó a ser clave al responsabilizarse de las relaciones con el Gobierno Federal, lidiar con el sindicato de trabajadores de la marca en Puebla, tratar con la prensa en los tiempos del escándalo de la empresa con el tema del diesel. En fin, que a Karig le correspondió establecer una correlación del trabajo de imagen de la empresa alemana y los diferentes sectores del país casi en todas las materias. Su carácter siempre fue «fuerte», pero ya en la charla del café, podría «bajar la guardia» si el interlocutor venia en son de paz.

Thomas, ingeniero automotriz e industrial, estuvo a cargo en los 80 en México de ver el aterrizaje de la cuarta generación del modelo Jetta. Su ir y venir de la planta de Wolfsburg, en Alemania, a la de Puebla, en México, era constante. Hablando un fluido idioma alemán, fue una «pieza» estratégica en las relaciones de matriz y filial. Convencer a los ingenieros alemanes de la viabilidad del proyecto A4 para México, fue su tarea inmediata al ingresar a su oficina en la planta de Puebla.

Thomas Karig y Oscar Albín. Algún día fueron compañeros de trabajo (Fotos Al Volante).

En 1997 Karig despachaba ya en la direccion de relaciones públicas y asuntos gubernamentales. Le tocó el difícil trance del presidente y director general de la empresa, Martin Josephi (ya fallecido), a la presidencia de los alemanes. Participó en decenas de mesas de trabajo para la negociación del acuerdo salarial con un aguerrido sindicato. De sus labios salió aquella famosa frase: «Si no, nos vamos de México», que atemorizó a más de uno.

Su lucidez para «el manejo» de la prensa local y nacional, fue maestría. Y era bueno para mostrar el rostro adusto cuando venían las preguntas difíciles, pero al final terminaba sonriendo luego que la entrevista o conferencia terminaba. Puesto el cargo al 100%, la representatividad de la marca siempre salió bien librada, en general, de manos de Thomas. Eso le hizo merecerse el respeto de la industria, de los medios, del sindicato, de unos y otros.

Thomas, con un gran equipo de trabajo, coordinó los 50 años de la marca en México.

El 30 de marzo fue su último día en Volkswagen de México, ya como vicepresidente de relaciones corporativas.

En los cajones guardados quedaron aquellos asuntos como que la producción del Beetle en México les dio fuertes dolores de cabeza por lo difícil de lograr su manufactura. Los arrebatos con los líderes sindicales, las visitas de reporteros a su casa para tomar su declaración ya por la noche, ya por la mañana. O la coordinación del 50 aniversario de la marca y la elaboración de un libro con su historia.

Éxitos y fracasos quedan en el almanaque de Volkswagen de México. Pero Thomas Karig, el «homnbre-industria», sigue cabalgando aún fuera de la compañía.

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