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Una vez que General Motors Company puso a la venta en noviembre pasado acciones y que redujo la participación del Estado de 61 a 33%, Dan Ackerson, presidente de la empresa, buscará que los funcionarios del Tesoro norteamericano sean más flexibles en su política de reducción de salarios a los altos ejecutivos de la firma. Lo que busca el directivo es que sean aumentados los sueldos de la mesa directiva.
¿El regreso al despilfarro?
El ejecutivo dijo a Automotive News que lo que se busca ahora es que haya «una cierta relajación» por parte de las autoridades del Departamento del Tesoro en su política de una drástica reducción de los salarios de los altos ejecutivos de General Motors cuando en junio de 2009 el gobierno norteamericano intervino a la empresa para evitar que desapareciera.
La administración Obama criticó severamente el despilfarro en que se vivía sobre todo en la política de salarios de los altos directivos de GM quienes ganaban fortunas. Un ejemplo: El presidente de la empresa contaba con los servicios de un jet privado a su servicio.
Observadores esperan que hoy viernes Ackerson pueda reunirse con los administradores federales que se encargan de definir los sueldos de los colaboradores del edificio Renacimiento ubicadas en el centro de Detroit, en Michigan.
Una vez que en noviembre 18 General Motors salió nuevamente a la Bolsa de Valores de Nueva York con una aparente buena aceptación, el gobierno de Barack Obama, salvador de la empresa GM y también de Chrysler, tenía un 61% de la primera. Pero ahora se le ha cubierto al Estado norteamericano parte de la inversión y sólo queda el 33% de acciones en poder del gobierno. Con este antecedente, el máximo ejecutivo de GM buscará alcanzar algunas compensaciones salariales para la alta jerarquía de la automovilística que llegó a ser la empresa número uno en el mundo.
