No sólo México está preocupado por la ola proteccionista que la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, pretende aplicar con impuestos de hasta 30% a los autos importados. También barrerán parejo para con los autos chinos, por lo que las empresas de ese país han protestado enérgicamente por la medida. Hoy llegó a México la pretensión brasileña para con los vehículos ensamblados en nuestro País, pero la Secretaría de Economía guardó silencio al respecto.
Los brasileños se protegen de todo el mundo (Foto archivo).
La agencia Bloomberg da cuenta hoy viernes 17 de la pretensión brasileña de aplicar a partir del 1 de marzo próximo, un impuesto que podría llegar hasta el 30% para los autos importados.
México mostró su preocupación por el anuncio hecho por la presidente Dilma Rousseff la semana pasada, en el sentido de aplicar un arancel a los autos hechos en México. El Presidente Calderón habló con ella esa misma semana para pedirle que se reunieran los funcionarios vinculados a Economía de México y de Desarrollo de Brasil, a fin de discutir el tema.
México dijo esta semana que no ha recibido el documento oficial de una petición en el sentido de cambiar preceptos del Acuerdo de Complementación Económica, ACE 55, entre México y Brasil. El comunicado debió haber llegado hoy viernes 17 a la Secretaría de Economía, pero al cierre de esta nota la dependencia no decía nada al respecto.
En Brasilia la agencia citada recogió hoy el sentimiento de Brasil de generar una política en materia industrial a fin de proteger a sus industrias de ensamblaje de automóviles y de autopartes, exigiendo que el contenido de componentes de su país sea mayor en los autos que entran de afuera, incluyendo a los chinos cuyos fabricantes han protestado enérgicamente el día de hoy.
En México una protesta similar no aplica porque las empresas que se ven afectadas, principalmente Volkswagen –empresa que influyo determinantemente en la negociación del ACE 55 con Brasil–, son las mismas que operan en Brasil. La firma alemana sacó grandes dividendos del ACE 55, instrumento mediante el cual introdujo a México cientos de miles de vehículos ensamblados en Brasil, como el modelo Pointer, sin pagar impuestos.
VW es una de las empresas en México más preocupadas porque el ACE 55 continúe con Brasil porque ahora exporta su modelo Jetta sexta generación con alto valor agregado que le reporta altos dividendos.
El nuevo elemento que se agrega a lo que conocemos en México sobre el proceso de cambios en el ACE 55 que quiere Brasil, es que la medida de aplicar impuestos a los autos importados, por parte de Brasil, no es privativo sólo de México, sino de otros países que se beneficiaban de las ventas de sus unidades en la nación sudamericana, como es el caso de China.
Brasil ha detenido el alto número de autos importados que entraban al país y que dañaban a la producción nacional compuesta basicamente de unidades de uso popular, con poca tecnología, baja calidad, y cuya venta era compensada con la exención de cargos fiscales, por tratarse de unidades de baja cilindrada. Unidades baratas que abarrotan el mercado brasileño que alcanza las ventas anuales de 3.5 millones de unidades.
Brasil pretende, con esta medida, presionar a las empresas a invertir en Brasil para evitar el pago de impuestos por los autos venidos del extranjero. La china Jianghuai y BMW, así como Nissan, se verán beneficiadas porque han anunciado la construcción de plantas en el país.
Pero en el caso de México, donde Nissan ha anunciado una inversión de $2 mil millones de dólares para exportar a Brasil, Mazda otros $500 millones para el mismo propósito y Honda $800 millones en igual plano, estas inversiones quizá no corran el riesgo de ser canceladas, pero sí les generará a los proyectos de esas marcas un problema al tener que pagar hasta un 30% para exportar a la nación amazónica.
Lo que ahora está en juego es si México tomará medidas drásticas para enfrentar el agresivo proteccionismo brasileño y qué medidas compensatorias ejercerá ante tal acción violatoria del ACE 55. Incluso si acudiría a instancias internacionales de comercio para denunciar la posición de Brasil. Pero la Secretaría de Economía tiene encima la presión de las fábricas automotrices, como Volkswagen, para tratar de negociar con esa nación el futuro de las relaciones comerciales.
«El impuesto fue utilizado como un freno de emergencia, ahora vamos a bajar», dijo Mauro Borges Lemos, director de la Agencia Brasileña de Desarrollo Industrial, en una entrevista en Brasilia el jueves. «Es un incentivo para acelerar las inversiones».
La medida es parte de un esfuerzo más amplio para impulsar la competitividad de los fabricantes de Brasil, que han perdido cuota en un mercado de consumo robusto como un mitin el 35 por ciento en el mundo real desde el final de 2008 reduce el costo de las importaciones, particularmente de China.
Las importaciones de coches aumentaron un 30 por ciento del año pasado, lo que representa un 23,6 por ciento de los vehículos con licencia en comparación con el 18,8 por ciento en 2010.
BMW y Anhui Jianghuai Automobile Group no pudo ser contactado para hacer comentarios.
Más adelante en el año, el gobierno dará a conocer sus planes de recortar el impuesto llamado IPI durante los próximos cuatro años, a partir de 2013, dando grandes saltos para los vehículos que cumplan con mayor eficiencia de combustible y las normas de seguridad y que contiene un mayor porcentaje de fabricación local partes.
«Nuestra tecnología está por debajo de los estándares mundiales», dijo Lemos. «Lo que queremos es la modernización».
Los planes de inversión
Los fabricantes de automóviles va a invertir un estimado de 30 millones de reales (US $ 17 millones de dólares) durante los próximos tres a cinco años, dijo Lemos, el principal asesor de política industrial para el ministro de Comercio, Fernando Pimentel.
Como el mercado mundial de coches de quinta más grande, Brasil es un destino principal para los fabricantes de automóviles chinos que buscan expandirse en el extranjero. JAC Motors planea construir una fábrica de $ 600 millones en el nororiental estado de Bahía, este año como parte de un plan para duplicar las ventas anuales en Brasil en 2015.
Representante de BMW en Brasil, Henning Dornbusch, dijo el mes pasado que el mayor fabricante mundial de automóviles de lujo puede construir una planta de aquí si el gobierno facilita la aplicación de la subida de impuestos. La compañía pone en espera sus planes de expansión del año pasado después de que el aumento de impuestos fue anunciado.
La decisión del presidente, Dilma Rousseff, para proteger a los fabricantes de autos locales sorprendió socios comerciales de su país. Chery Automobile de China cuestionó la medida en la corte, mientras que el gobierno de Japón se quejó ante la Organización Mundial de Comercio con sede en Ginebra que la medida era proteccionista.
Rousseff apoya los recortes de impuestos a pesar de que no ha firmado en los últimos detalles de la forma en que se aplicará, dijo Lemos.
«El marco está en su lugar», agregó.
Fuente: Bloomberg