Si la crisis de los ricos no fuera pagada por los asalariados del mundo, esta situación no se daría. General Motors de Estados Unidos abrirá el año 2009 mandando a la calle a 1,600 trabajadores más de los que ha despedido en 2008. Bajará la producción de unidades de gran tamaño que con una visión empresarial distinta, hubiera evitado para adecuarse al nuevo mercado norteamericano. Pero no fue así. De allí las pérdidas. De allí los despidos.
Wilmington, Pontiac y otra en Hamtrack, serán las plantas que reducirán drásticamente su produccion básicamente de camionetas de gran consumo de gasolina. Al aplicar esta medida, la General Motors habrá despedido a 5,000 trabajadores que afectan a sus 20,000 familiares y a 30 proveedores de autopartes que disminuirán su ritmo de producción ajustando también a la parte laboral, lo que representa otros 4,000 empleos menos.
Las ventas de GM en Estados Unidos han bajado de enero a septiembre 18% y la empresa busca bajar sus gastos, su número de factorías y el total de su planta laboral, en abierto acuerdo con el sindicato UAW que busca verse beneficiado de las cuotas de obreros que puedan pagarlas y no de gente despedida. Un sindicato, por cierto, que se ha visto debilitado por la salida de miembros en lo que va de los últimos dos años.