Texto y fotos: Ernesto Roy Ocotla J.
La puesta al día del Nissan Áltima se develó al mundo el año pasado y ahora ha llegado a nuestro país. Habrá que considerar que su arribo se da con un mercado que cada día se inclina de manera más notable por las famosas SUV y con un segmento de sedanes medianos que cuenta con fuertes competidores y cada vez menos volumen de ventas.
La configuración de producto es clave, y el Áltima se ha mantenido como uno de los aspirantes al liderato de ventas, los últimos años de manera más contemplativa y más recientemente con un incremento en ventas considerable. Las estadísticas indican que el gusto del consumidor prioriza opciones como Honda Accord o Toyota Camry, que se renovaron previamente.
Hablando de dimensiones, el nuevo Áltima es más largo que cualquiera de los tres mencionados, con 4.9 metros de largo. Es curioso encontrar que comparte distancia entre ejes con Accord y Mazda 6; el Camry es apenas centímetros más estrecho en este apartado. En cuanto a volumen de cajuela, el sedán de Nissan ofrece 437 litros de capacidad. Le superan Honda Accord (472 lts) y Mazda 6 (480 lts). Otro tema a analizar es el tanque de gasolina, de 61.3 litros en la unidad aquí analizada, frente a los 62 lts. del Mazda, 60 lts. de Camry y 56 de Accord.
En el interior nos encontramos un espacio funcional y, por sobre otras cuestiones, cómodo. Los asientos, de sus mejores atributos. La visibilidad en general es buena para todas direcciones, aunque la robustez del poste C podría penalizar ligeramente al observar por el retrovisor. Los controles de cada aspecto los encuentras al alcance de la mano y son fácilmente identificables, es un interior ergonómico. En cuanto a materiales, el Áltima cumple, aunque si se compara contra las demás alternativas encontraremos algunos plásticos duros en lugares de constante contacto, como el panel que rodea la palanca de velocidades. Para un auto de este nivel de precio preferiría que todo el interior fuera más consistente con materiales suaves al tacto.
Si los puntos a analizar son la conectividad y asistencias a la conducción, encontramos un amplio listado que se ha vuelto casi estándar del segmento. Está muy bien equipado,aunque tal vez nos gustaría ver cargador por inducción para el celular, aunque tampoco es que reste puntos a la propuesta general. Otro atributo que podría mejorar es la resolución de la pantalla central, sobre todo al momento de activarse la cámara de reversa. Eso si, ofrece visión cenital y con guías de trayectoria.
La posición de manejo es baja y los ajustes eléctricos del asiento, conjugados con el volante variable en profundidad y altura, permiten un buen dominio de los controles. La dirección de asistencia eléctrica ofrece un tacto suave que se agradece en maniobras de estacionamiento, al circular en carretera notamos que es precisa y lo suficientemente rápida para las capacidades de Áltima.
Es justo en carretera donde descubrimos que uno de los fuertes en el sedán mediano de Nissan es la calidad de marcha. Iniciando con la insonorización de la cabina y continuando con la suspensión, que en ciudad nos había parecido un poco seca o ríspida al trabajar frente a los numerosos baches. A velocidad crucero, el Áltima se devela como un buen auto familiar para salir de viaje. Encontramos consumos que rondan los 20-21 km/l.
¿Qué hay del motor de Compresión Variable?
Si bien el diseño ha cambiado, muy probablemente la inclusión del motor de compresión variable, el primero en la historia en ser comercializado en masa, sea lo más relevante de la renovación. Hablamos de un bloque que puede cambiar la relación de compresión entre 8:1 y 14:1, dependiendo de las necesidades de manejo. Las ventajas en la práctica son que se pueden obtener consumos muy competentes si somos gentiles con el acelerador (alrededor de 15 km/l en ciudad, siendo muy cuidadosos con nuestro manejo), o más bien encontrar un auto más efectivo en aceleraciones y recuperaciones. Es muy divertido de llevar en línea recta, con un 0- 100 km/h que está apenas por debajo de los 6 segundos, y también porque facilita los rebases e incorporaciones a vías rápidas. Eso si, al dejar ir el peso del pie derecho se debe pagar con consumos muy altos. La felicidad del motor turbo debía tener algún costo.
El acople se da a una transmisión automática tipo CVT que, si bien no es mi favorita por la naturaleza de su funcionamiento, en este caso ofrece un resultado muy positivo. El tiempo de respuesta entre que hundo el pie en el acelerador y gano velocidad es muy corto. Con la ventaja de las paletas tras el volante y la simulación de cambios, es fácil poner al motor en rango para que el Áltima se convierta en un sedán muy divertido de manejar o para que registremos buenas cifras de economía de combustible si priorizamos las relaciones largas de la transmisión.
Cabe mencionar que para su funcionamiento, el motor VC-Turbo, recurre tanto a la inyección directa como a la multipunto, dependiendo de cuál sea el valor de compresión que aplique en el momento. Esto, junto con la forma en que se ajusta la compresión mediante una manivela que varía el ángulo del cigüeñal, haciendo, gracias a esta rotación, más corto o largo el recorrido de la biela, lo hace un bloque muy complejo en lo técnico. Justo la variación del ángulo en el recorrido del pistón genera menos fricción lateral en la camisa -que nos explica el maese Gabriel Covelli, se refiere al «tubo» donde reside el pistón,es decir la superficie donde hace contacto dentro del bloque- , mejorando la eficiencia del conjunto y también reduciendo el desgaste de los componentes.
Así, nos encontramos con un cuatro cilindros de 2.0 litros de desplazamiento, turbocargado, que genera 248 caballos de fuerza y 280 lb-pie de torque que lo convierte en un sedán muy rápido de reacciones y enérgico en la entrega de potencia. La tracción es delantera para el caso de nuestro mercado, en Estados Unidos se oferta con tracción integral como alternativa, aunque no en la configuración con este motor de compresión variable.
Como referencia, es significativamente más potente que el Toyota Camry (201 hp; 178 lb-pie), el Mazda 6 es menos potente pero ofrece mayor torque (228 hp;310 lb-pie) y apenas un caballo de fuerza y ocho libras-pie superior que el Honda Accord.
Ante sus preguntas sobre nuestras preferencias en el segmento: después de manejar el Áltima y tener referencia de los demás competidores directos (tenemos de tarea hacer la comparativa en forma), el Áltima llega como un serio competidor. A favor, la modernidad del tren motor, una imagen un poco menos conservadora que sus antepasados directos y un completo equipamiento general. Tal vez, aunque menos potente, me inclinaría por la consistencia en la calidad de marcha y manejo del Mazda 6, algunos detalles interiores de materiales del Accord o, aunque con diferente enfoque, los rendimientos del Camry híbrido. No se puede desestimar esta alternativa, que llega muy completa y redonda al segmento.
Con un precio de $586,300 pesos para la unidad aquí evaluada, vemos que Nissan busca un buen balance entre prestaciones, espacio y nivel de precios. Debajo de él, se ubica la versión equivalente de Honda Accord ($585,900) y Camry a gasolina ($522,900). Por encima, el Mazda 6 Signature ($589,900) y la variante híbrida de Camry ($599,900).
A continuación te dejamos una galería con imágenes del Nissan Áltima que hemos evaluado: