Movilidad y nuevas tecnologías

Por Edgar Morín (Especial para Al Volante)

Si cuenta con automóvil, gusta de conducir y ni la revolución o la Cuarta Transformación le hicieron justicia, entonces una opción para dejar de sufrir y terminar la quincena sin deudas está en las nuevas tecnologías. Concretamente, en esas aplicaciones que contribuyen a transformar la vida cotidiana y, de paso, al transporte público mismo al punto que hoy día basta un poco de voluntad para incursionar en el ámbito del conductor asociado, que es eufemismo para no decir taxista contemporáneo.

..los taxistas jóvenes corren más riesgos en horas y zonas que los mayores de 40 años (Fotos de archivo).

Se trata de participar en eso que algunos llaman la nueva economía, cuyas marcas nos resultan cada vez más familiares. En este rubro, la más conocida es la californiana Uber, que se convirtió en la compañía que presta servicio de taxi más representativa del mundo sin ser dueña de una sola unidad. De hecho, en Europa un tribunal la reconoció como empresa de transporte y no un intermediario digital entre viajeros.

Una parte del éxito de estos modelos de negocio, además de recurrir a complejas estructuras legales y fiscales que pasan por Irlanda, Países Bajos y paraísos offshore, estriba en eso que a muchos parecerá algo típico de tiempos donde los compromisos y las relaciones laborales se reducen al mínimo, o la seguridad social y prestaciones como caja de ahorro o vacaciones son cosa del pasado, pues la relación conductor-empresa es mínima. Es el cambio, también, a una dinámica económica según la cual el negocio está en proporcionar y administrar servicios mediante software, cobrando un porcentaje por ello, en vez de mayores inversiones y estructuras empresariales poco flexibles, centralizadas y con muchos empleados.

Por eso no son pocos los que desconfían de modelos como éste, pues si bien las empresas cuentan con oficinas físicas, no es difícil que causen la impresión de ser virtuales dado que en algunos casos el trámite para darse de alta como conductor puede hacerse desde Internet solamente, como con la asiática Didi por ejemplo. Claro que al ser la inseguridad pública una preocupación ciudadana constante, estas compañías echan mano de diversos recursos para garantizar la seguridad de sus usuarios en una variedad que va de implementos en la propia app, que el pasajero comparta con otra persona en tiempo real su viaje, por ejemplo, a controles en los procesos de selección de sus posibles conductores que incluyen el llenado de cuestionarios y examen escrito ya sea en una oficina o en pequeños módulos que implican al menos una vuelta. En todo esto lleva la delantera Uber con sus automóviles autónomos, un desarrollo que pese a sus tropiezos en pocos años seguramente se irá extendiendo por ciudades de todo el mundo.

En Chilangotitlán y su zona conurbada operan Taxify, Uber, Cabify, Easy Taxi, Yaxi, Avant, City Drive y más recientemente Didi…

Sin embargo, en lugares como México por el momento choferes asociados a esta y otras empresas ya han protagonizado algunos escándalos que confirman la necesidad de ciertas verificaciones. Los más difundidos en redes de Internet como en medios de información tradicionales han sido por robar pasajeros, violación y asesinato. Pero tampoco faltan casos donde la víctima de los maleantes es el propio conductor, y no hay que olvidar que este trabajo puede ser riesgoso pese a los mecanismos de seguridad de las propias apps. En esto, cabría añadir, algunas investigaciones indican que los taxistas jóvenes corren más riesgos en horas y zonas que los mayores de 40 años. Y que todas estas compañías solicitan a los interesados en conducir una carta de antecedentes no penales. Si intenta tramitarla, para ahorrarle un viaje a calzada de Tlalpan, gasto en fotocopias y hasta un rato de fila, conviene informarle que la Comisión Nacional de Seguridad dejó de expedirlas desde mediados del año 2018 al entrar en vigor la Ley Nacional de Ejecución Penal según la cual se establece que dicha constancia no aplica en este tipo de casos. (FOTO).

En Chilangotitlán y su zona conurbada operan Taxify, Uber, Cabify, Easy Taxi, Yaxi, Avant, City Drive y más recientemente Didi, las cuales ofrecen diferentes estímulos, promociones y cobran un porcentaje al chofer, en ocasiones hasta de un 36%, en una suerte de variante electrónica de la conocida cuenta diaria que muchos taxistas pagan al dueño del vehículo. Por eso no faltan quejas, como el sentimiento de que este tipo de empresas no les apoyan cundo lo necesitan. Así que una vez dado de alta en la app de su preferencia, conviene saber que a menos que cuente con una flotilla de unidades, como distintos ex funcionarios y políticos mexicanos, no se recupera el costo del automóvil. De ahí una parte del desarrollo tecnológico de los vehículos autónomos con inteligencia artificial, el negocio será mayor cuando no haya conductor de por medio, pero en una economía donde no escasea la informalidad esta conducción llega a convertirse en una ocupación formal donde lo que se busca de estas apps es obtener más dinero, por un lado, y viajes económicos y seguros por el otro, es decir, servicio, satisfacción y precio. La típica relación ganar-ganar.

Así que no hay mucha lealtad con las empresas. Y por eso, para darse a conocer e incrementar el número de unidades asociadas, tras arribar a Monterrey, Guadalajara y Toluca, Didi ha hecho una inversión considerable. Incluyó publicidad de redes como descuentos a sus viajeros y estímulos a conductores, claro que a estos en una dinámica según la cual se trabaja sin descanso alguno para obtener el premio. Esto es, x cantidad de viajes, x cantidad de horas = x recompensa, que se estimula a través de la propia plataforma mediante bonos extras que por el momento duplican y triplican los ingresos para que se rinda al máximo. Sin faltar, por supuesto, las penalizaciones al conductor ni la generación de considerables bases de datos que también forman parte del negocio. Aunque eso sí, son muy puntuales para depositar el pago.

Antes hay una curva de aprendizaje que debe pagarse, que para el futuro chofer incluye saber el funcionamiento completo de las apps, pues hay quien descarga más de una para aprovechar los estímulos de las distintas empresas o la tarifa dinámica, pero asimismo las rutas y atajos que no le hagan totalmente dependiente de aplicaciones como Waze, los horarios más productivos que pueden ahorrar combustible por no usar el aire acondicionado, o las zonas que producen los mejores viajes. En este sentido, también conviene advertir que se debe tener cuidado con el tipo de seguro contratado pues en caso de accidente la aseguradora puede negarse a cubrir los gastos ya que no todas las pólizas permiten prestar servicio como transporte público. Y considerar que dado el nivel de competencia deberá manejar 12 horas mínimo para obtener beneficios tangibles, lo que también trae consigo algunas implicaciones para la salud en espalda y riñones principalmente, debiendo tomar el tráfico o caos vial con calma y dedicándose a trabajar sin gastar en comida, baño o distracciones como ligar con el pasaje. De hecho, varios choferes recomiendan interactuar lo menos posible con sus viajeros para evitar disgustos pues no todas las personas son agradables.

 

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