Mientras en México el Programa de Renovación Vehicular es buscado con lupa por los consumidores interesados, los distribuidores Chrysler de Estados Unidos están ofreciendo al público hasta $4,500 dólares ($60,000 pesos mexicanos) en la compra de un modelo de la marca, sin cobrar intereses y con financiamiento de 72 meses.
El lunes pasado Felipe Calderón estuvo en el cascarón de lo que será la nueva nave de prensas de la planta Poniente de Volkswagen en Puebla. Allí dijo que él tenía un VW Golf modelo 93 pero que no lo pensaba cambiar porque estaba en muy buenas condiciones mecánicas. Así hizo referencia al Plan de Renovación Vehicular que el gobierno apoyará con $15,000 pesos a cada consumidor que busque cambiar su vehículo de más de 10 años de uso por uno nuevo.
El gobierno mexicano está destinando un fondo de $500 millones de pesos ($6.75 millones dólares) a este programa mientras en Estados Unidos el gobierno de Obama ha fondeado $1,000 millones de dólares, ofreciendo $2,500 dólares a cada propietario de auto viejo que lo cambie por uno nuevo. Se piensan comercializar en ese país 250,000 unidades con ese fondo.
Aquí, si acaso se podrán adquirir 30,000 coches nuevos cuando el consumidor quede convencido de recibir $15,000 pesos por su unidad vieja y que pueda pagar el caro crédito que se oferta en México por la compra de un coche último modelo.
Volviendo a Chrysler en Estados Unidos, los distribuidores esperan que con este agresivo plan los consumidores –la mayoría sin dinero y el 10% de la población desocupada– reaccionen y cambien su auto viejo por uno nuevo.
Las ventas automotrices en Estados Unidos han caído 35%, siendo las empresas norteamericanas las más afectadas.
Chrysler ha iniciado un proceso de alianza ahora con la italiana FIAT, pero aunque han pasado tres meses desde el anunciado matrimonio, no hay signos francos de una nueva situación para la tercera empresa norteamericana que estuvo en bancarrota en abril pasado.