Jenson Button, del equipo Brawn GP-Mercedes, se adjudicó el Gran Premio de Malasia lleno de caos por la lluvia, la desconcertación por la suspensión de la carrera, los problemas internos otra vez de McLaren que decidió suspender a su director técnico Dave Ryan y el descontento de los equipos por las medidas que la FIA ha tomado para hacer carreras para la televisión y no para quienes asisten al circuito.
La lluvia hizo estragos de la carrera de Malasia en la última tercera parte de la competencia. Este factor fue predecible, pero la FIA tenía compromisos tan fuertes con la televisión comercial que tuvo que sacrificar la hora tradicional de las dos de la tarde para arrancar la carrera a las cinco. Cuando se abate la lluvia la pista era un caos y los pilotos simplemente no veían ya nada. Hubo trompos, hubo despistes, hubo plena desconcertación y un tiempo muerto donde nadie sabía nada de nada. ¿Quién había ganado? La carrera se definió por el altavoz: «Ganó Button» y este alzó las manos mojadas pero ya sin el encanto de la bandera a cuadros. Todo por la comercialización, por quien pone el dinero sin pensar que los miles de millones que en mundo siguieron la carrera, también quedamos desencantados y sin pensar un minuto en sus logos, su publicidad, su afán de que compremos sus productos.
Bueno, este punto lo abordaremos más adelante.
La carrera comenzó con Jenson Button arrancando en el primer lugar seguido de Trulli, de Toyota; Vettel de Red Bull-Renault; Barrichello de Brawn-Mercedes y Timo Glock de Toyota en quinto.
Raikkonen, en campeón del 2007, en Ferrari, arrancó noveno seguido de Fernando Alonso de Renault y Hamilton de McLaren-Mercedes en 13.
La pista lucía nublada. Ya eran las 4.45 de la tarde. En Sepang, Kuala Lumpur, a esa hora suele llover al encontrarse en una zona tropical.
Nico Rosberg dio cátedra de buen manejo y Jenson Button se mostró sorprendido del manejo del hijo de Keke Rosberg. La vuelta 15 era una sorpresa y auguraba que podría haber nuevo protagonista para el podio.
La primera parada fue un volado de moneda. Nadie sabía a ciencia cierta si habría que dotar a los autos con llantas para lluvia intensa o los intermedios. Más adelante Ferrari se la jugaría con los neumáticos de lluvia y sería un grave error que le causó un desastre a su equipo.
Trulli, Button, Barrichello y Rosberg comandan el grupo delantero. Alonso venía atrás seguido de Hamilton. Kubica fue de los primeros que quedaron fuera.
Para la primera mitad de la carrera el viento comienza a soplar más fuerte. La afición local conoce su territorio. Iban con impermeables, paraguas y todo porque sabía de la lluvia. Y que sería fuerte por esos nubarrones negros que daban la señal de una tormenta.
Stephano Domenicale, director de Ferrari, se movía de aquí para allá. Sabía que había cometido un error desde el principio por dejar los autos dentro de los fosos desde el principio, en vez de salir a probar las condiciones del tiempo sobre la pista en el calentamiento del mediodía.
El caos luego de la vuelta 31 comenzó a cocinarse. Todos al cambio de llantas. Raikkonen perdió posiciones por adelantarse en la vuelta 18 al cambio de llantas. Querían madrugar a los demás, salieron madrugados ellos.
Despistes, llamadas a pits, comisarios viendo qué hacer, retrasando la entrada del auto de seguridad, «¿Suspendemos la carrera o no?», contraordenes, «el show debe seguir». Así lo declararía Bernie Ecclestone, llamado en Europa «el supremo»: «No veo por qué se tuviera que abandonar la carrera. Había compromisos con la televisión por el horario. Nos convenía por la audiencia tener más televidentes a las cinco de la tarde que a las dos». ¡Claro, sin pensar que en América Latina nos rompían la cara para tener que ver la competencia a las cuatro de la madrugada tiempo de México!
La gráfica de arriba es elocuente. No se veía nada en el circuito. Pudo haber un accidente de fatales consecuencias. Los pilotos han tenido que convertirse en gladiadores para beneficiar a la terrífica televisión (sin la cual no veríamos las carrera, pero cuya ponderación es necesaria para que cumplan una función social y no solo comercial).
Los primeros en abandonar fueron Kovalainen con McLaren-Mercedes que no pudo dar ni una vuelta y Robert Kubica de BMW-Sauber que sólo pudo dar una vuelta al circuito.
Glock venía en segundo pero a la hora de que los comisarios revaluaron las posiciones, le dieron a Nick Heidfeld la segunda posición.
Los resultados en el GP de Malasia:
1. Jenson Button.
2. Heidfeld.
3. Glock.
4. Trulli.
5. Barrichello.
6. Webber.
7. Hamilton.
8. Rosberg.
9. Massa.
10. Bourdais.
11. Alonso.
12. Nakajima.
13. Piquet.
14. Raikkonen.
15. Vettel.
16. Buemi.
17. Sutil.
18. Fisichella.
Pasada la primera carrera los puntos están así para los pilotos (considerando que dieron medios puntos por la carrera suspendida de Malasia).
1. Button, 15.
2. Barrichello, 10.
3. Trulli, 8.5.
4. Glock, 8.
5. Alonso, 4.
6. Heidfeld, 4.
7. Rosberg, 3.5.
8. Buemi, 2.
9. Webber, 1.5.
10. Bourdais, 1.
11. Hamilton 1.
Por escuadras, los tres primeros son:
1. Brawn GP, 25.
2. Toyota, 16.5.
3. Renault, 4.
Al cierre de todo esto, ya era conocido que el equipo McLaren-Mercedes suspendería al director técnico Dave Ryan por manipular la información ordenando al piloto Lewis Hamilton a declarar algo que no era verdad.
La Fórmula Uno también está en crisis. La falta de dinero para hacer funcionar una estructura que cuesta millones (más por las ganancias personales de quienes la organizan), hace que los organizadores se bajen de sus pretensiones originales y acepten las condiciones de las televisoras. Es el caso de Malasia. La TV europea pidió que la carrera se cambiara de horario, a las cinco de la tarde para tratar de recuperar audiencia. América Latina no fue tomada en cuenta en esta decisión de Ecclestone y sus jefes publicitariios.
Habría que preguntar si ese cambio fue benéfico desde ese punto de vista o no. Porque al haber tomado la decisión de arrancar la carrera a las cinco de la tarde, se vivió el caos provocado por la lluvia. Una función climática que no tiene palabra de honor. O como dijera Flavio Briatore, el jefe de Renault: «Podemos controlar una carrera, sus tiempos, pero no el clima». Es cierto, pero la zona donde se ubica el circuito se caracteriza por lluvias por la tarde. Todos lo sabían.
Entonces una decisión comercial pudo haber costado vidas de los payasitos que hacen el circo. No lo hubo, qué bueno. Pero ¿por qué siempre las decisiones de tipo económico pueden mermar el interés público de quienes asisten a un circuito, pagan su boleto y quieren ver un espectáculo a la altura de lo que compran, o sea un boleto?
Sí, sí, todo está cargado del elemento económico. No pretendemos soñar ni ser románticos. Pero se pierde el sentido común. Porque para la otra no vas al circuito, sino que ves por televisión la competencia y te ahorras mucho dinero. Y de paso te vas a hacer tu alimento favorito a la hora de los comerciales de la tele.
¿Sin esos spots de televisión no hay Fórmula Uno? Ponderación señores, ponderación. Ya vimos como los excesos como los cometidos por los magnates del dinero en el mundo han llevado a una crisis mundial a los países por el interés de unos cuantos de hacerse tetramillonarios a costa de poner en crisis al sistema económico mundial, y al financiero también.