Arrebata Hamilton «pole» a Kimi; Alonso, inconforme

Shangai está al rojo vivo, al igual que la bandera china con la estrella comunista.

Y no es para menos la presión existente. El Gran Premio penúltimo de la Fórmula Uno está que echa chispas.

Ahora me toca a mí.

Lewis Hamilton se hizo de la «pole» en los últimos minutos de la prueba de calificación arrebatándola prácticamente a un Kimi Raikkonen que había hecho cinco veces el mejor tiempo, pero arranca en segundo este domingo.

Este no es el Coliseo de Roma, pero la sensacional estructura arquitectónica del complejo en Shanghai exhibe a miles de «fariseos» el poderío chino que es el más grande del mundo en estos momentos.

La Fórmula Uno sigue siendo el gran circo de las vanidades.

La gente «bonita», aún en el país comunista forjado por Mao-Tse-Tung, da muestras de estar orgullosa de participar de tomarse la foto en los autos más veloces.

Fernando Alonso, que había estado arriba de Lewis en los tiempos y con seis décimas ahora abajo de este, no pudo más. Con la prensa española sacó todo su coraje, aunque no perdió las formas pues el contrato con McLaren le prohibe malos comentarios.

Dice el español que tuvo los mejores tiempos y no comprende que a la mera hora, al momento de la verdad en la calificación, está abajo. ¿Complot? No acusa.

No acusa pero deja ver como mentiroso a Ron Dennis.

La prensa internacional que se vuelca contra el ibérico –hay otra que lo defiende, pero la objetividad en este asunto ya no existe–, lo juzga de caprichoso, prepotente, arrebatado. Quizá alguna razón tenga el dos veces campeón del mundo para ahora protestar bajito, en las sombras de su «propia» prensa, la actitud de Ron Dennis.

¿Alguien puede en estos momentos negar la preferencia de Ron hacia Lewis?

Ferrari es la favorita para esta carrera. Kimi estuvo mejorando sus tiempos y por un largo rato de la calificación estuvo hasta arriba en las pantallas de tv locales, a la hora de ver los tiempos. Luego el lugar se lo cedió a Massa, un Felipe más concentrado y haciéndose más al coche.

Cuando no subía uno lo hacía el otro. Shanghai está rojo como Ferrari. Y la agradable afición local se hace sentir con sendas banderas con el caballo negro.

Ferrari puede ganar esta carrera. Pero el campeonato casi es de Hamilton. El factor lluvia será determinante para algunos como Alonso, aunque los resultados de Fuji no dicen eso.

Para el Gran Premio de China el podio se reparte entre cuatro: Kimi, Hamilton, Massa y Alonso, pero sólo caben tres.

¿Quién va a cometer errores?

A desvelarse esta noche, tiempo de México.

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