Por Gabriel Covelli
Desde mi punto de vista, no son justificables las posturas tanto del organismo rector de la Fórmula Uno, como de los directivos de la Escudería Ferrari, respecto a la polémica que se suscitó en base a las imágenes mostradas durante el pasado Gran Premio de Brasil, última carrera de la F1 del 2012.
«Si uno no confía en los árbitros, es mejor dedicarse a otra cosa»: Domenicali
Las imágenes extraídas de la transmisión televisiva muestran claramente, como lo analiza muy atinadamente (con reglamento en la mano), Carlos Ojeda en su comentario “GP de Brasil: Las polémicas una a una (1)” en la página F1aldía.com del 30/11/12 en donde se ve claramente no sólo las banderas amarillas frente a Sebastian Vettel sino, inclusive, el testigo amarillo en el tablero de su monoplaza avisándole que no puede rebasar.
La supuesta bandera verde, argumento de Charlie Whiting, Director de Carrera de la FIA, no se ve por ningún lado (tema también analizado por Carlos Ojeda).
¿Qué está pasando?: Vettel cree tener cierta impunidad, idea que pudiera ser apoyada por el incidente en la clasificación del Gran Premio de Abu Dhabi en donde infringieron el reglamento al no poder llevar el Red Bull RB8 a pits por sus propios medios (como lo indica el reglamento) y queriendo convencer a los oficiales que fue por “causa de fuerza mayor” (como lo permite el reglamento) tratando de esconder que en el depósito de combustible no se tenían los 1.2 litros que se exige para el análisis del combustible, situación que se descubrió casualmente puesto que la revisión del combustible restante es aleatoria entre los participantes. ¿O de qué se trata, puesto que la acción fue más grave que la penalización impuesta?
Por otro lado también en Ferrari deberían exigir una explicación puntual de dicho rebase al organismo rector de la Fórmula Uno, porque al no hacerlo es como escupir para arriba, puesto que no es la primera vez que se le escatima un campeonato al Cavallino Rampante (inclusive un escandaloso robo de información en 2006 en donde el culpable continua trabajando en un equipo de F1), aunque Ferrari (y sus seguidores) no necesitan un campeonato más para seguir reforzando la histórica mística de la marca.
Mística lograda a través de los años picando piedra no por beneficios económicos sino por una gran pasión por la técnica y por el automovilismo deportivo. Esta heráldica es envidiable por la mayoría de los fabricantes de automóviles deportivos de alto rendimiento (sin importar la nacionalidad), no obstante de exponer maravillosos diseños y potencias astronómicas en sus motores, sin poderla equiparar.
Ferrari y toda la gente que lo rodea, pilotos directivos, personal del equipo, trabajadores de la fabrica e inclusive fanáticos; no ambicionan un campeonato más, como muchos de sus contrincantes añorarían tener. Más bien el equipo de Maranello debería pensar en dejar el “Club de los Amigos de Tobi” (la F1), en donde el Cavallino no es propiamente amigo, y reforzar cualquier serie deportiva automovilística con su presencia sin importar el nivel de dicha serie sino el respeto por la legalidad.
Un manto de oportunismo cubre ahora a autoridades y al equipo de Red Bull. ¿Qué pensarán todas las firmas que lo apoyan al respecto?, o en este mundo al revés ¿qué importa?