Si a usted se le ocurre faltarle al respeto a un gobernador al que le gusta manosear a las niñas, simplemente con la palabra de la verdad, no espere que la Suprema Corte de Justicia le defienda. Esta dará la razón a sus protegidos.
La decisión de la Corte Suprema de calificar como insuficientes los elementos aportados por la periodista Lydia Cacho contra el gober horroroso, Mario Marín, el pederasta mayor, y una red de violadores de niños que se extiende a Puebla, Cancún y D. F., es simplemente inaceptable.
Protegiendo a Emilio Gamboa, el manoceador de menores, Kamel Nacif, el enfermo violador y exhaltando el pacto con Felipe de Jesús Calderón del coñaquero gobernador, el magistrado Guillermo Ortíz Mayagoitia encabezó el concierto de la vacilada votación.
Así pues, no se le ocurra buscar justicia ante esta instancia. Váyase por la libre mejor.