Sin «Clunkers» volverán a caer ventas en septiembre en EU

Hoy es último día del mes y los analistas norteamericanos saben que las ventas de automóviles en Estados Unidos se volverán a caer a los niveles de marzo pasado cuando se dio a conocer el programa «Efectivo por tu Chatarra» (Cash for Clunkers) que subio la comercialización entre junio y agosto. Septiembre volverá a ser negro.

Venta de autos agencia EU

Los analistas dicen que Ford caerá 5% en septiembre, pero menor al 36.3% que tuvo hace un año; General Motors se va al fondo del abismo con 45% de caída libre, aún con el programa de venta a empleados a precios castigados por los 100 años de la firma, mientras Chrysler lo hará en 42%.

Imagínese el lector que las ventas en Estados Unidos hace cuatro años eran de 16.1 millones de unidades al año. Y si este 2009 alcanzan los 9.3 millones, los empresarios norteamericanos deben darse por salvados. ¡Siete millones menos de coches vendidos! ¿Se da cuenta del problema de crisis para armadoras, autopartistas y distribuidores de autos en ese país? Así de grave es la situación que hasta la bancarrota de General Motors en julio exigió la intervención del Estado de Obama: ¡Toda una nacionalización prohibida por la ley de la oferta y la demanda!

De las tres ex-grandes de Norteamérica, Ford será la menos afectada, pero los casos de GM –que ha lanzado un plan de ventas donde el consumidor regresa el automóvil si no es de su agrado y le regresan su dinero– y Chrysler volverán a ser patéticos. Y el gobierno de Obama no tiene más tiempo para rescates. Si las empresas no son viables serán vendidas todas o en partes. Cuestión de meses.

De momento, están cerrando ya las distribuidoras Pontiac, división que desaparece a pesar de los anuncios de TV para que ilusos compradores adquieran un vehículo que se depreciará hasta el suelo. Allá ellos y su dinero.

El 24 de agosto –y unos días después en algunas agencias– finalizó el programa «Efectivo por su Chatarra». Las distribuidoras en Estados Unidos se quejaron porque eran demasiadas las llamadas a sus negocios. Y no se daban abasto. Luego se quejaron que el Departamento del Tesoro no les pagaba los coches que ya habían vendido. Al final recibieron su dinero y todos contentos.

Pero septiembre tradicionalmente debiera ser el mes en que la gente comienza a cambiar su auto con las cercanías del fin de año. No será este el caso. El desempleo deambula por las calles de las principales ciudades norteamericanas. La gente está desconfiada de lo que vendrá. Obama salvó a la GM de la desaparición, pero no salvó a los millones de personas que están sin empleo, pues las fábricas siguen ajustando producción y por ende el número de trabajadores que emplean.

Así que la gente lo que menos quiere es comprarse un auto nuevo. Y si lo hace, se ha convencido que los japoneses son mejores fabricantes que los norteamericanos. A muchos les duele, pero en la cochera tienen un Toyota Camry en lugar de un Chevrolet Malibú.

«Los concesionarios no fueron tan flexibles con los precios. Y si un consumidor llegaba a la agencia a preguntar por un modelo, no lo tenían», dice a Automotive News Jessica Cadwell de la consultora Edmunds.com.

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