Llegan ocho, ya son 10, 30 y a la hora de la comida se cuenta a 45 comensales. Es la reunión bi-anual de los Amigos de V. A. M., la empresa mexicana que se fundó en 1963 con una capacidad de 10,000 autos al año inicialmente, heredera de Willys Mexicana y los Jeep y después de los Rambler y de una serie de exitosos automóviles como el Gremlin, cuyo emblema era eso, un gremlin.
El emblema del Gremlin en Estados Unidos, por AMC (Foto archivo).
Ahora hubo nuevas caras en el restaurante de Valle Dorado, centro de operación de los Amigos de V. A. M. El 20 de noviembre se cumplieron más de ocho reuniones organizadas ya por Rogelio Verduzco, por Amado López, ya por Mauricio Licona… en fin, muchos entusiastas bajo la misma idea: «Seguirnos reuniendo año con año, y si se puede dos veces al año, con el fin de compartir nuestra amistad, el gran cariño que nos reúne tras de una sola marca de automóviles como lo fue Vehículos Automotores Mexicanos». Hubo un gran recibimiento a don Jorge García Van-Houte, un hombre de 91 años que fue director de manufactura, de 1955 y hasta 1974. Su querido hijo Jorge García fue gerente de ingeniería del producto en Ford durante más de 25 años y la tercera generación, Jorge García III, también otro entusiasta del automovilismo.
Clara Palacios, Jesús Mondragón y la inolvidable Graciela (Fotos de Mauricio Licona).
1963, año de la fundación de Vehículos Automotores Mexicanos (VAM) no se entiende sin conocer que en 1946 la Sociedad Mexicana de Crédito Industrial, SOMEX, le pide a Gabriel Fernández Sáyago que se haga responsable de importar y distribuir los vehículos Jeep para México. Willys Mexicana nace en Paseo de la Reforma 158, en pleno corazón del país.
Así lucía en los años 70 el Gremlin «americano» (Foto archivo).
Las mesas en el restaurante argentino se acomodan a lo largo para dar cabida a 10 comensales. Las comienzan a llenar caras nuevas. Vienen unas «chicas de VAM» de Querétaro, otras del Estado de México. En la mesa 2 se acomoda el que llega de Cancún, de Michoacán… de todas partes inician la plática, intercambian sonrisas, carcajadas. El imaginario colectivo da para pasar horas y horas hablando de los personajes, las historias, el pasado y presente de veteranos de guerra, de una guerra que fue colocar a VAM entre las seis empresas que más vendieron en México en los años 60 y 70, no así toda la década de los 80 porque todos recuerdan, con cierta melancolía los años del cierre, por 1984 y hasta 1986.
Elizabeth Cosío y Mauricio Licona en una foto de recuerdo de aquellos años.
Para 1950 Willys Mexicana importaba de American Motors Corporation (AMC) y de Kaiser Corp. el CJ Universal y un raro vehículo conocido como Jeepster. Para 1952 se trajo el Aero Willys no con buenos resultados de venta por la gran competencia que ya había en el mercado. Y 1953 fue un gran año por la apertura de la planta en Norte 65 No. 1099 Col. Industrial Vallejo, al norte de la ciudad de México, en Azcapotzalco, de la planta con una capacidad de producción de 10,000 unidades al año en 14,000 metros cuadrados. Ya se traía la marca Rambler a México. Todo bajo la batuta de don Gabriel Fernández.
Así lucía en la publicidad el Gremlin universitario (Foto archivo).
Miguel Toral se reporta que no llegará por cumplir su aniversario 48 de bodas. Otra compañera VAM ha sufrido un leve percance automovilístico y no llegará a la comida. Se dejan sentir los auténticos sentimientos de preocupación, pero la llegada de caras nuevas les cura de inmediato. «Así es esto, unos vienen, otros no, pero siempre de alguna manera todos presentes, ahora también a través de tus crónicas».
Ignacio Bañuelos, Mauricio Licona y Jesús Navarro: «Jugábamos futbol en los campos del Politécnico hace 40 años y nos volvemos a encontrar hasta ahora».
1954 fue un mal año para los mexicanos. El peso pasó de valer 8.60 a 12.50 y la industria nacional la vivió mal también. Los años siguientes son tan malos que Willys le tiene que maquilar a otras marcas para sobrevivir. En Norte 65 se fabrican Austin, Alfa-Romeo y Jaguar, para acompletar la nómina, para seguirle dando vida a un proyecto mexicano que se niega a fenecer. Y así llega el 2 de mayo de 1960. AMC y Willys Mexicana ensamblan Rambler, 2,000 Jeeps y 1,000 Rambler por año, más 2,000 Peugeot y Datsun. Sí, leyó bien, Datsun se ensambló en Norte 65, en Vallejo.
Jesús Mondragón, Pablo Licea, (….) y Wilfrido Jaimes.
Armando Martínez Inclán, quien fue entonces gerente de recursos humanos en VAM, llega desde Querétaro. Va a presentar un libro en la Feria de Guadalajara en estos días. Y tiene la idea de hacer uno de VAM, por lo que es bien recibida su idea y muchos se anotan para llenar el anecdotario. Naturalmente la colaboración con Salvador Díaz está puesta ya que este gerente de planeación del producto conoce y mucho sobre la historia de VAM y deberá ser persona principal en la confección del texto, además de tener ya muchas cuartillas escritas sobre la marca.
¿En cuántas casas mexicanas no se tuvo «una» Gremlin?
El 23 de agosto de 1962 es memorable para la historia de la industria automotriz mexicana. Adolfo López Mateos expidió el primer decreto para el sector, dando protección a las fábricas nacionales de autopartes para poderse desarrollar, exigiendo a las fábricas de autos una integración del 60% de componentes hechos en México, con tres años para alcanzarla. Ese fue el verdadero despegue de las manufacturas en México. Y dada la coyuntura económica y política mundial, no se puede entender la historia de los automóviles en el país, sin pasar por la revisión de estas políticas industriales.
María Alba Guevara y Rogelio Verduzco, gran impulsor de las reuniones.
Luego luego se incorporaron a las mesas Jesús Mondragón, desde Tamaulipas; José Macías, desde Cancún… y las compañeras que por primera vez se integraron al grupo: Pilar, Ana, Graciela, Clara, la otra Graciela, todas irradiando felicidad, la felicidad de reencontrarse con sus amigas, con los amigos, los compañeros, aquellos politécnicos o universitarios que tenían que salir corriendo de la planta para ir a terminar su carrera de Ingeniería, de Publicidad, de… muchas historias que se escriben a través de la plática, de la sonrisa, de un ambiente de bonhomía en los alrededores. Es una fiesta fantástica del buen sentido del humor, de gente que creyó en una idea y la hizo realidad gracias al liderazgo de otros grandes hombres de la industria automotriz de este México.
Mauricio Licona y Pedro Contreras.
Fue en ese 1963 del nacimiento de Vehículos Automotores Mexicanos en que AMC se queda con el 40% de la empresa en un principio, SOMEX, VAM, AMC y Kaiser traen a México la Serie J Wagoneer y donde salen al mercado la Commando y en 1965 se abre en Lerma la planta de motores de seis cilindros, el logo VAM luce en la fachada de la fábrica.
Nelly Lozano.
Para los años 60, mitad de la década, VAM produce 1,000 Jeeps al año. Y vamos a brincar a 1965 cuando el piloto mexicano Edgardo Fuentes, vecino ahora de Boulevares, en Naucalpan, Estado de México (padre del rallista del mismo nombre y de una de las mejores navegadoras campeona de la Carrera Panamericana actual, Angélica Fuentes), corriendo en el Circuito Zacatenco, en la zona del Politécnico Nacional, al norte de la ciudad de México, gana a bordo de un Rambler American sendas victorias para su persona y para la empresa VAM.
Pilar Vega.
La tarde llegó, el sol se ocultó. Como ya es costumbre, una decena se quedan a la sobre mesa, al café de más, pero también con las ganas de no irse sin escuchar el último anecdotario. Algunos se felicitan pues no se verán a final de año. Pero otros se van muy contentos, sabiendo que ya se comienza a organizar la siguiente reunión de VAM, de Los Amigos de V. A. M., el sueño posible.
Jorge García Van-Houte, quien fuera director de manufactura de VAM de 1955 a 1974, toma el pico de lo que fue la primera piedra de las oficinas de Mack, en Escobedo, Nuevo León. A su lado, Mauricio Licona (Foto e información de Mauricio Licona).
Hasta entonces.
NdeR.– Nuestro agradecimiento a Mauricio Licona, aportador de fotos y del anecdotario de mesa en mesa. Los datos históricos sin lugar a duda son autoría de Salvador Díaz, el incansable escribidor de la historia de VAM.