La decisión de Chrysler de producir en México su modelo crossover Journey a partir de diciembre en su planta de Toluca, más la creciente actividad que registran Volkswagen con el ensamble de su modelo Golf Variant y Nissan con el Tiida de exportación (llamado Versa en Estados Unidos), es el factor que detendrá la caída en la fabricación nacional de la industria automotriz.
La producción automotriz en México corrige el rumbo al segundo semestre.
Si analizamos las cifras publicadas hoy por el periódico «Automotive News» de Estados Unidos, la producción mexicana de autos y camionetas ligeras de enero a agosto llegó a 1´162,464 o sea apenas un punto menos, lo que comparado con inicios de año en que alcanzó el 13% y de allí al 11% al primer trimestre, esta tendencia le es favorable al sector nacional, medido en esos términos.
Pero la industria necesita preocuparse más por diversificar sus exportaciones a otros mercados emergentes como América Latina, Asia y China aún. Ya lo comienza a hacer así, pero no es suficiente el esfuerzo.
Un sector tan vigoroso como este requiere la seguridad de su inversión por lo que debería existir más presión por parte del gobierno federal para impulsar las exportaciones a Europa en donde sólo Nissan y Volkswagen tienen una marcada tendencia de agresividad comercial.
En el caso de la camioneta utilitaria Journey de Chrysler, lista para ser ensamblada a finales de año con una producción creciente, además de su exportación a diversos países, pudiera existir la posibilidad de que el 60% del ensamble nacional se haga en México para ser enviada a China, de acuerdo a lo que logren en los convenios las empresas Chrysler y Chery.
Es indiscutible que la desaceleración económica y el asunto de los «subprime» en los Estados Unidos le han pegado a la producción automotriz en México, pero han sido los factores de decisión de nuevos modelos para el país, como los casos citados de Chrysler, Volkswagen y Nissan, los que alientan una detención del fenómeno de caída.
Con todo y la crisis en Norteamérica y en las bolsas de valores especulativas, la industria automotriz en México goza también de los beneficios de decisión como el caso de Chrysler que redujo turnos en Estados Unidos y que transfirió parte de la producción de su planta de Warren, Michigan, a Ramos Arizpe, en el estado mexicano de Coahuila, registrando un aumento del 99.9% en el armado de sus camionetas RAM.
Reconozcamos, sin embargo, que en el inicio del año y finales del 2006 la producción de estas camionetas en México bajó drásticamente por el alto inventario que se tenía en el vecino país.
Ahora, al contrario, en estos días la planta de RAM en Ramos Arizpe está operando incluso con turnos extras.
La tendencia desfavorable en la producción automotriz en México se ve detenida desde julio pasado, que es la cifra más reciente de la asociación del ramo, la AMIA, la que reporta 155,370 unidades ensambladas, con un incremento del 20.7%. Fue el mejor mes con crecimiento.
La decisión de GM Norteamérica para transferir producción de su planta en Spring Hill, Tennessee y otorgarle a su planta mexicana (también en Ramos Arizpe) de fabricar el Saturn Vue con el ensamble de 8,134 unidades en julio y 26,205 desde enero, es otro factor que alienta al sector en ese sentido.
El gobierno mexicano debe estimular la producción nacional de más modelos, si bien no detener la entrada de importados sí exigir cumplan con los estándares de calidad que tiene la industria ubicada aquí y diversificar sus operaciones con el mundo en este sentido.
El sector de autopartes, por otro lado, inició el año con un crecimiento productivo del 11% y podría cerrar el semestre con un 5%. El desarrollo, en este sentido, no se ha detenido si bien ha sufrido las contracciones de la exportación y de las ventas del mercado doméstico, fortaleciéndose en cambio con el abastecimiento al mercado de repuesto nacional y a la proveeduría de los nuevos vehículos anunciados.