Octubre negro para la industria automovilística norteamericana

Las ventas de General Motors en Estados Unidos se cayeron 45.1% en octubre, pero le siguieron prácticamente todas las marcas. Las de Volvo bajaron 52.1% y hasta las japonesas. ¿Tenemos una idea de lo que eso significa? Casi la mitad de la facturación se les fue a los concesionarios de casi todas las marcas en el vecino país. Y si vemos las de Ford y Chrysler encontramos desastres muy parecidos.

Octubre es el mes más negro para la industria automovilística norteamericana. Prácticamente se dejaron de vender un millón de vehículos de todas las marcas, excepto BMW y Mini, que aunque manejan un volumen pequeño tuvieron un crecimiento del 56%.

En los niveles del 45% abajo que presentó General Motors, le siguieron marcas deportivas como Porsche, Isuzu y aún Suzuki. La recesión –ahora sí reconocida por las autoridades hacendarias de ese país– golpea a todos.

Las bajas de Ford fueron del 32% en octubre, Chrysler cayó 32% y hasta las japonesas no se salvaron el mes pasado: Toyota bajó 23%, Nissan 31% y Honda 24%. Los expertos financieros que ayer defendían este tipo de mercado donde sólo unos pocos ganaron miles de millones de dólares especulando con la economía norteamericana, hoy ya no se acuerdan de sus preceptos, ya no pueden determinar que el precio de los combustibles es el causante de la baja venta. La gasolina bajó 31% mientras que en Mëxico sigue aumentando.

Las marcas de lujo que antes se «salvaban» de las caídas registrando pequeños avances, también sufren el revés de una economía estancada donde el Presidente Bush sale a sacar a flote a las empresas más importantes que apostaron sus ganancias a la especulación y perdieron. Mercedes cayó 24%.

Volkswagen, que más o menos venía sorteando la crisis con ligeros avances, también se cayó 7.9%.

De enero a octubre la industria norteamericana vendió 11.6 millones de unidades. No va a poder alcanzar los 13.1 millones que se pronosticaban; perderá en noviembre y diciembre entre 1 y 1.5 millones de unidades para apostarse en los 12.5 millones si todo sale bien en las elecciones. Dicen los especialistas que la incertidumbre de elegir nuevo presidente también les impactó el mercado.

Ojalá que el triunfo de Obama que casi es inminente, a menos que haya un fraude como el ocurrido en Florida con George Bush, no sea otro justificante de la baja en las ventas de los automóviles en ese país.

Quienes más se están quejando por el fenómeno de bajas ventas son los distribuidores, quienes piden a las armadoras planes más flexibles para el público. Un consumidor que por cierto está siendo presa de créditos tramposos y amañados (a río revuelto, ganancia de pescadores, dice el refrán).

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