No había claridad en los mandos medios de la Secretaría de Economía. Las inversiones de la industria automotriz extranjera que opera en México alcanzan ya los $4,500 millones de dólares. Y formados están inversionistas de Corea del Sur y China para traer recursos al país. Por tanto, estos mandos medios recibieron ya «línea» de sus superiores para que acepten la entrada de esos países en materia automotriz. Hyundai y algunas firmas chinas, están ya formadas.
Corea del Sur, China, ya están aquí.
Hace unas semanas, Al Volante se enteró a tiempo, en el seno de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, AMIA, se discutió el tema de Corea del Sur. «¿Permitiremos que vengan empresas surcoreanas a invadirnos y a quitarnos lo poco de mercado que tenemos cada uno?», se preguntaban. No, fue la respuesta. Y ese sentir es el que llevaron a la mesa del Consejo Automotriz que trabaja directamente con la subsecretaria de Industria y Comercio de la Secretaría de Economía, Lorenza Martínez, además de los otros mandos medios de la dependencia.
Y parecía estar todo en «el limbo». Los industriales protegiéndose, ahora sí, del libre comercio porque «un mercado tan reducido como el interno en México hace muy difícil aceptar más oferta de otros posibles fabricantes o importadores», se decían.
Pero ayer la Secretaría de Economía recibió la orden «divina». Las inversiones en México superar los $10,000 millones de dólares a la fecha, y $4,500 provienen de la industria automotriz. Allí se han formado Ford Motor Company con $500 cuando adecuó Cuautitlán para producir el Fiesta, General Motors y otros $500 millones para la producción en San Luis Potosí y la planta de motores, Nissan con $1,000 millones en tres años para traer la producción del March y otro modelo que pudiera ser el Sunny que se hace en China y Volkswagen con otros $1,000 en la nueva planta de Silao, Guanajuato. Por tanto, el gobierno de Felipe Calderón está urgido que sigan llegando inversiones. Y quienes están formados a la cola son los surcoreanos y los chinos. Y la línea es: «Sí se les acepta y vendrán. Punto».
Hyundai de Corea del Sur quiere montar una planta para producir autos subcompactos en México. Pero varias empresas chinas (aparte de Giant que ya produce los camiones FAW en Ciudad Sahagún, Hidalgo) quieren venir a México. Y van a traer por lo menos otros $1,000 millones de dólares, según ha revelado un estudioso del fenómeno chino de la UNAM a Al Volante.
¿Cuál es el sentir de la industria, sobre todo de las fábricas (que no armadoras) de automóviles? Pues hay divisiones. Unos están a favor de ser congruentes con la línea de un libre mercado y aceptar la entrada de nuevos ofertantes «que cumplan con las reglas del juego en México, como nosotros cumplimos con ellas». Otros, de plano, dicen que no. «¿Cómo vamos a aceptar a más marcas en un mercado deprimido, descuidado, echado a perder? ¿Cuál es el negocio para nosotros si sólo nos dedicamos a la exportación? El mercado doméstico se va a ir a un carajo», confían a este espacio pero sin dar nombres, como siempre.
Pero Felipe Calderón ya está encarrerado con las inversiones, porque Corea del Sur presiona para tener TLC con México y tiene ya un plan de inversiones. China, la potencia número uno en materia automotriz arriba de Estados Unidos, no está para pedir sino para exigir. Quieren un trato justo y no con una serie de candados que el gobierno mexicano venía poniendo (hasta que se ha dado cuenta que no todos los recursos externos seguirán llegando de Estados Unidos).
Todo está por verse.