Mis amigos españoles dicen que el mexicano compra todo en cualquier lado. Esto comenzará a dejar de ser cierto en la adquisición de automóviles y camionetas suntuarias en 2011 ante el descabellado aumento a la gasolina que se estará registrando otra vez mes a mes y durante todo el año. Al Volante hace un análisis sobre el perfil de un nuevo comprador de autos nuevos que se fijará más en los rendimientos kilómetros por litro de gasolina, que en el tamaño del vehículo.
A cuidar los kilómetros por litro ante una gasolina cara (Foto archivo).
Mi vecina tiene su Honda Pilot que le costó $470,000 pesos y de cuyo consumo de gasolina ignora el dato. Ella dice que la compró para cuando va con sus hijos y su esposo a ver a su familia a Cuautla, Morelos. Para el diario su marido utiliza un Opel Astra (Chevrolet) pero ella a veces tiene que mover su gran vehículo para llevar a su hijo siete kilómetros adelante a la escuela, por más que dice que sólo era para los viajes. Y ocupa un espacio.
Tener un gran vehículo en casa no es pecado. El problema radica en el uso que se le da a la unidad. Si sólo sirve para viajar largos tramos, todo está bien. Pero cuando esta camioneta grande sale a las congestionadas calles con un sólo ocupante, es imperdonable la falta de solidaridad social y citadina, además de consumir irresponsablemente el combustible que tenemos que importar.
Camionetas grandes y gastalonas. Sí, pero ¿para qué? (Foto Honda México)
¿Qué veremos en la actitud de los mercadólogos de las empresas automotrices en México en relación al aumento desmesurado al precio de la gasolina mes a mes otra vez como el año pasado?
Al Volante hace un recuento de los cambios en la cultura automovilística tanto de consumidores como de los productores.
1. Los mercadólogos de las agencias de publicidad que diseñan los anuncios impresos y spots de radio y televisión para las empresas automotrices tendrán que tomar en cuenta el elemento «rendimiento de combustible» en sus nuevas campañas, si quieren estar acorde con las necesidades y preocupaciones de un nuevo comprador de autos que piensa y pensará más en este aspecto que en la suntuosidad y equipamiento del vehículo.
2. El consumidor preguntará más a los agentes de ventas de autos nuevos en las agencias sobre el rendimiento en kilómetros por litro de cada unidad que vendan. Por tanto, el nuevo consumidor pasará de grandes vehículos a aquellos pequeños y que ofrezcan el máximo rendimiento posible, lo que se traducirá en ahorros en gasolina al año.
Sin embargo, el consumidor debe tomar en cuenta si aquel automóvil pequeño con baja cilindrada ofrece las condiciones de uso ideales. Por ejemplo, un auto de 1.0 litro de capacidad puede subir las pendientes hacia Santa Fe en la Ciudad de México.
Autos pequeños si suben las cuestas del D. F. (Foto FIAT).
3. Aunque México sea un país repetitivo de la industria automotriz de Estados Unidos, o de Alemania, o de Japón (ello quiere decir que aquí no se diseña, no se produce un vehículo que corresponda fielmente a las necesidades del país), los directivos de las empresas automotrices como Chrysler, Ford, General Motors, Honda, Nissan, Toyota y Volkswagen, deberán pensar más en las necesidades del consumidor mexicano. El aumento al precio de la gasolina en 10 centavos al mes, más los otros 10 por mes del año pasado que ya colocan el litro a cerca de $10 pesos, obligará a los automovilistas que buscan auto nuevo, a fijarse más en aquellos modelos que ahorren más gasolina o consuman menos. Los rendimientos estarán de moda.
Por tanto, las tecnologías en los motores que ahorren combustible, serán los más buscados por la mayoría de la población en México, conformada por usuarios de autos subcompactos y compactos.
4. Aumentará la demanda por vehículos cuya cilindrada sea de tres y cuatro pistones y cuya capacidad oscile entre 1.0 litros y 2.0 litros, incluido el rango de los 1.3, 1.4, 1.6 y 1.8 litros y cuyo consumo promedio sea de 17 a 20 kilómetros por litro.
El Nissan March, por salir al mercado (Foto Nissan Mexicana).
En ese tenor se mueven los Nissan Tsuru, Chevrolet Spark, Ford Fiesta, Hyundai Atos (Dodge) y otros.
Mientras en Estados Unidos la legislación en materia ambiental exige a las fábricas de automóviles reducir las emisiones de CO2 y aumentar el rendimiento de gasolina a 35.5 millas por galón para 2016, en México las autoridades repetitivas del modelo estadunidense ni siquiera han copiado lo propio en ese mismo tenor. Como los autos son conceptualizados y diseñados allá, pues el esquema de rendimiento también se copia y se acepta como válido. No hay legislación propia porque los neoliberales del gobierno no tienen ni idea de lo que es la necesidad de tener leyes adecuadas a nuestro territorio e idiosincrasia.
El Poder del Consumidor, organización no gubernamental que busca contar con un parámetro en esta materia, se ha topado con pared por la negligencia de las autoridades incompetentes del ramo para fijar las reglas de exigencia a las fábricas automotrices para dar a conocer mediante una calcomanía de los consumos y rendimientos de sus vehículos. Muchas marcas ni siquiera fijan este lineamiento en sus fichas técnicas. Y el consumidor no cuenta con información expedita en la materia.
Esto deberá cambiar en una nueva cultura del rendimiento de combustible en el futuro en nuestro país. Por el bien de todos.