En lo que es considerado el llamado a revisión más grande de la historia de la industria automotriz, el asunto de las bolsas de aire defectuosas, de la empresa Takata, donde 34 millones de autos pararán para ser evaluados, la NHTSA de Estados Unidos considera que las afectaciones son difíciles de medir, mientras que el asunto en México ha pasado casi por completo inadvertido. El nitrato de amonio afecta a las bolsas.
En México la cosa va lenta, como siempre (Foto agencias).
La Corte en Estados Unidos sigue analizando qué sanciones va a poner a la firma japonesa Takata por los errores cometidos en la fabricación de sus bolsas de aire. El asunto lo ha tomado, y muy en serio, la agencia de la seguridad en las carreteras, NHTSA, por lo que 34 millones de autos van a ser revisados para cambiarles las piezas defectuosas. Esta operación costará a las empresas millones de dólares, pero Takata tendrá que responder ante ellas.
Hoy la Corte en Estados Unidos recibió a un ejecutivo de Takata quien dijo que el nitrato de amonio puede afectar con el tiempo a las bolsas de aire. Por eso han pensado utilizar ahora otro elemento. Por tanto, el consumidor tiene el derecho de saber qué sustancia puede dañar a este componente en su auto y si hay riesgo de estallamiento.
La NHTSA es un organismo administrativo del gobierno de Estados Unidos que se encarga de cuidar todo lo que sucede en las carreteras y autopistas del país. Supone una actitud incorruptible para aplicar las leyes y normas en materia de seguridad vial. Por tanto, fue la primera en advertir de los accidentes provocados por la apertura de las bolsas de aire de los autos involucrados, de manera sorpresiva, sin mediar acontecimiento alguno. Otros casos fueron de que la bolsa estalló y la parte central de los volantes (de plástico) se convirtieron en esquirlas que dañaron a los ocupantes.
La situación en México es completamente distinta y desesperante. La Secretaria de Comunicaciones y Transportes, SCT, que debiera contar con una oficina para observar los accidentes en carretera, no tiene una instancia que actúe, como en EEUU, como sancionadora en estos casos, lo que provoca que haya una absoluta impunidad de los fabricantes de automóviles para recibir sanciones. De esta manera, el automovilista está indefenso, sin reglas, sin normas por exigir.
Por su parte, la asociación automotriz del ramo, AMIA, ha cumplido con la emisión de un comunicado donde dice en pocas palabras que cada empresa automotriz atenderá al público quejoso por su parte, cada una. Con ello, se aleja del problema, mientras las marcas no han hecho público el llamado a la reparación o revisión. De manera discrecional, bajo el absoluto hermetismo, se han realizado algunos llamados, aislados, sobre el problema.
Al Volante ha sido el único medio de información que ha pedido un pronunciamiento a las marcas, pero no todas han contestado. El asunto se mantiene oculto para las empresas, discreto, tratando de resolver uno a uno, sin hacer grandes escándalos que dañen la imagen de las marcas.
Gobierno, industria, empresas, dejan aislado al automovilista. Y hay un peligro para el usuario con el uso del nitrato de amonio en las bolsas.
Al Volante sugiere a los automovilistas acudir a la Procuraduría Federal del Consumidor a fin que esta instancia obligue a las empresas automotrices a pronunciarse públicamente sobre los autos, marcas, modelos, que pueden estar comprometidos con las fallas en las bolsas de aire.
Quizá si se acumulan unas 10,000 demandas, la Profeco comience a hacer algo.