Las aguas irán regresando a su nivel aún con la gravedad que la contingencia sanitaria de la gripé H1N1 impone a México… y al mundo. Pero la vuelta a la cotidianeidad es imparable también. Hoy, primero de mayo, se han registrado marchas de protesta contra la carestía de la vida y los sueldos de hambre en muchos países, menos en México. Aquí la contingencia es también un tapabocas que nos obliga a callar lo que se debe gritar. La crisis hace estragos en la población.
Quien diga que el gobierno de Felipe Calderón ha dado un trato sanitario y no político al asunto de la gripe. mentiría. La presencia del logotipo «Vivir mejor», la presencia del secretario de Desarrollo Social en la conferencia de ayer, son el mejor síntoma que la contaminación de intereses políticos están presentes en el discurso oficial.
Ni más ni menos que el secretario del Trabajo está llamando a evitar las marchas para que la pandemia sanitaria no se propague. Pero sí propagan la psicosis del miedo a expresarse por lo que urge expresar: México vive en la peor crisis de su historia, agravada por la pandémica corrupción oficial, por la ausencia de una justicia que aplique la ley parejo, por la complicidad de los hombres del poder empresarial con el poder político –que se ha vuelto lo mismo– para salir impunes de su deshonesto actuar en la vida del consumo nacional.
El tapabocas en las bocas y en las actitudes funcionó. Todo se ha detenido. Pero no. Aqui están las voces que no olvidan. Aquí están las voces que no callan, que recuerdan y recordarán que el gobierno nos engañó, nos mintió, que sigue haciendo miles de actos de corrupción entre sus hombres de los poderes en los estados del país y en el gobierno central.
Recuerde que los tapabocas no duran mucho tiempo. Tampoco durará esta situación de psicosis social, de miedo entre la gente. La contingencia pasará y tendremos que regresar a reclamar lo que es justo hacer por volver a las instituciones su credibilidad y confianza.
Felipe Calderón está enfrentando la crisis que afecta los intereses de los bancos, de las empresas, pero no a la gente. A usted ni a mí. Las medidas para proteger al pueblo no existen. No las hay. Simplemente porque él no sirve a la gente, sino a los empresarios que le ayudaron a llegar al poder. Hay que leer los libros que han salido demostrando ello.
No hay empleo. No lo va a haber porque los empresarios protegidos por Calderón primero salvarán sus intereses y no arriesgarán.
Los ridículos y risibles $3,000 millones de pesos al fondo del empleo, la protección a las empresas y aún al crédito son una vacilada. Es la vacilada del secretario del Trabajo que almuerza y come con empresarios y no con trabajadores.
El poder adquisitivo no existe. El felipeso perdió 70 centavos en un día con un dólar que alcanza los $14 pesos. Con gripe y con todo, pero ya perdimos todo. ¿Quién se dio cuenta de ello? ¿Los medios? Por favor: Estos están al servicio de las empresas y de Calderón. ¿Por qué les habríamos de creer a esos miserables lectores de noticias que le limpian la silla a sus jefes pero que viven de que prendamos la tele?
La reactivación económica en este país significa que haya productos en el super. Que siga el consumo. Que uno como idiota vaya a comprar al autoservicio aquello que no necesita o que no le alcanza por aquello de las compras de pánico. Apanicados. Nos tienen apanicados.
La mejor celebración del Día del Trabajo es rechazar una propuesta de ley laboral que se está cocinando entre el corrupto sistema de cámaras de representantes, el corrupto gobierno y los empresarios. Se trata de terminar con los sindicatos, con las prestaciones de una ley laboral que los obreros tardaron 90 años en construir y defender. Quieren que sean las oficinas privadas de contratación de personal el sustituto a la organización laboral independiente. La Gordillo trabaja en el PANAL (ano del PAN) sobre ello.
Y usted: ¿Permitirá que le pongan un tapabocas pero ahora a su conciencia?