«La Catrina» también toma el volante estos 1 y 2 de noviembre

1 y 2 de noviembre: Días de los Muertos en México. «La Catrina» creada por el maestro de las artes gráficas y dibujante Guadalupe Posada, una calavera andante, camina por el Zócalo de la Ciudad de México. Toma el volante del Cadillac 1928 que es una carroza negra. Tumultuosa bienvenida de la gente de la ciudad a la muerte. «No le temo a la muerte, más le temo a la vida», dice José Alfredo. Y, por mientras, yo le pongo su Tecate a mi papá y nos comeremos las calaveritas de azúcar de nuestros muertos. Excelente, exportadora tradición mexicana sin extranjerismos que ni falta que nos hacen. ¡¡Que se los lleve la fría calaca, tilica y flaca!! Y usted, no busque hoy a la muerte.

La calaca toma el volante de una carroza Cadillac 1928, única en México (Fotos Al Volante).

Esta carroza, única en México, es totalmente original, nos dicen en el Zócalo de la Ciudad de México Samuel García y Silvia Cruz, de la funeraria J. García López que facilitó este modelo.

Fue fabricada en la década de los años 30 del siglo pasado, por la Casa Sayer & Scovill, primer productor de carrozas en Estados Unidos.

«La Catrina» representa a los ricos. En esta carroza también los ricos lloran a sus muertos.

Esta reconocida funeraria («nos ha querido comprar Gayosso pero su labor ya es la de un monopolio», nos dicen los entrevistados), se encuentra en la colonia Juárez de la Ciudad de México. En la esquina de General Prim y… ¿Versalles? Allí, afuera, hay una carroza de los años 40. Pero esa es otra. «Más moderna». Esta, la de las fotos, es un Cadillac 1929.

La Muerte en México es una broma, es una calavera de azúcar. Y es la mejor forma en que los mexicanos no dejan de ir a sus muertos, y los recuerdan, y les lloran acompañados de una botella de tequila al lado. «Y, yo me la tomo por ti, carnal», y la fiesta, los tamales y el pulque en los pueblos es la forma de llorarle a los muertos. «Era tan bueno, aunque me debía dinero el muy ca…lavera».

«La Catrina» (la dama elegante) del maestro mexicano Guadalupe Posada (Foto archivo).

Al año se registran 24,000 accidentes automovilísticos en México, la mayoría de ellos por exceso de velocidad, y muchos cometidos por jóvenes entre 18 y 24 años.

Noticias trágicas que los días 1 y 2 de noviembre, de cada año, motivan a la risa en México. «No le temo a la muerte, más le temo a la vida» dice el compositor de música ranchera en México, José Alfredo Jiménez.

Una carroza de lujo ¿para una muerte de lujo?. Nomás colgó los tenis…

Hoy una incineración en México cuesta 29 mil pesos. Por tanto, morirse ya no está de moda. Y los panteones pierden adeptos porque crece el número de personas que dicen: «Ya lo cáido, cáido», «en el hoyo todos somos iguales», «No era tan mala gente».

Zócalo con miles de mexicanos que se toman la foto en lo que fue la Gran Tenochtitlan, la gran capital de Los Aztecas. Había enormes y coloridas pirámides en lo que ahora es la Catedral y el Palacio Nacional.

En el infierno mi Ferrari me da tres calacas por kilómetro…

¿Y si quiero el cajón de caoba, y toda la cosa? Pues entonces le cuesta 34 mil pesotes, pero es alquilado. Ya que lo quemamos, lo volvemos a rentar. ¿Antes o después de muerto? Antes, señor, antes. Así que antes que los nuevos impuestos le causen un infarto, firme, ándele, firme. Mejor cambiamos de tema, le digo.

La muerte anda en automóvil. La carroza de Pedro Infante por las calles. ¿Quién la recuerda? El pueblo en la calle. El pueblo llorando al ídolo de las multitudes. Ese sí era sencillo, no que el Jorge Negrete, era bien alzado, bien catrín.

El trabajo en carrocería es en madera. Una verdadera obra de arte.

Pepe «El Toro» es inocente. Y allí está el edificio de Juárez y Eje Central como testigo de la dramática escena cuando Ledo, «El Tuerto» cayó en plena avenida San Juan de Letrán y… ¡paz! nomás se oyó como jitomate aplastado. Esa es la muerte para los mexicanos. Así hablan de ella.

La Calaca anda en las calles. Y le acompaña La Llorona, otro de los personajes de México: «¡Ay mis hijos!», lamenta por los callejones del tiempo del Juan Tenorio.

México vive a sus muertos. Vive y muere sus tradiciones.

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