Escuelas Ford, una tradición de ayuda a México

Cuando yo era adolescente, mi padre trabajaba en Ford Motor Company de México. Y muchas veces me tocó llevar los boletines de prensa y fotografías en papel en blanco y negro a los periodistas. ¿El contenido? Información de las escuelas Ford que la empresa construía en el país. Esa tradición ha durado más de 40 años y esta empresa automovilística abrirá ahora el centro escolar 212 en Atlacomulco, Estado de México.

Jóvenes mexicanos estudian gracias al apoyo de empresas (Foto FMCMex).

Mi padre se dedicaba a atender las labores de prensa para la compañía Ford en México. Y era el responsable que unos 40 periodistas cubrieran las inauguraciones de las escuelas. Ya en Tlalnepantla con la presencia del presidente municipal, ya en comunidades alejadas de Oaxaca, la empresa automovilística ha hecho un esfuerzo sin precedentes en la historia de la industria automotriz, por ofrecer su dinero en la construcción de escuelas a lo largo y ancho del país. Y estas instituciones se manejan en forma de fideicomisos.

Cierto que Ford nunca ha politizado su ayuda a los escolares. Pero para nadie consciente en este país es un secreto que los gobierno neoliberales, desde Miguel De la Madrid como presidente de México, hasta los actuales sin poder de legitimización, han dejado pendiente el desarrollo de la educación básica en México, concretamente en el terrero de la calidad de la educación y de contar en las escuelas con suficientes recursos y salarios que permitan a los profesores rurales sobrevivir en las comunidades a las que atienden casi de forma altruista.

Por eso, por ir a contracorriente de una política absurda y corrupta de quienes manejan la educación pública en México, el sindicato de la corrupta maestra Gordillo y de una Secretaría trampolín para cargos superiores futuros de su titular Lujambio, Ford sigue su paso generando planteles que brinden educación de altura, de calidad.

Será en Atlacomulco, Estado de México, donde se abra el plantel número 212. Y allí estará presente el presidente y director general de Ford Motor Company de México, el argentino Gabriel López, acompañado de Oscar Adad, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores Ford y de Ernesto Sánchez Echeverri, gerente general de Sánchez Automotriz, distribuidor en Toluca, Estado de México.

La inauguración de la Escuela Ford 212, auspiciada por el Comité de Asuntos Cívicos de Ford Motor Company y sus distribuidores, será el próximo lunes 7 de marzo por la mañana.

El esfuerzo de educar a niños mexicanos no es sólo de Ford, sino también, y muy fundamentalmente, de la Asociación Mexicana de Distribuidores Ford, empresarios mexicanos que han puesto su dinero en una noble causa. Han sido muchos los que han apoyado esta tarea. Arturo Zapata, el incansable concesionario en Tlalnepantla, uno de ellos, pero hay muchos: Ramón Llano, de Lomas Automotriz, y antes en CAMSA con otro de los grandes distribuidores, Marcial Llano. Y los Juan Antonio Garduño, de NASA, agencia ya desaparecida. Y muchos otros del interior del país, como los Sánchez, de Toluca, Estado de México, o los de Guadalajara, Plascencia Motors.

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