Ni planta de FAW ni pago de impuestos de Ricardo Salinas

Ricardo Salinas Pliego primero se afianzó con su sobrina en la Cámara de Diputados desde donde hace presión a su favor, y luego engañó a Felipe Calderón y a Gerardo Ruiz con la supuesta construcción de una planta de FAW en México. Le siguen otorgando tiempo para no cobrarle los impuestos de los 2,500 autos traídos de China si el pago de arancel… y sigue tan campante.

FAW primera piedra en México

Cuando el dueño de TV Azteca y Banco Azteca negoció con la empresa china First Automotive Workers (FAW) para traer sus automóviles F1 y F5 a México, se comprometió con el gobierno mexicano a instalar una planta industrial en Zinapécuaro, Michoacán. Felipe Calderón fue el padrino del anuncio y colocó la primera piedra acompañado de Ricardo Salinas. Para entonces ya se le había dado el permiso de importación de las primeras 2,500 unidades de un total de 5,000 que iba a traer a México para vender a través de sus tiendas Elektra bajo el concepto «abonos chiquitos».

Pero la planta nunca llegó. La venta de estas unidades no tuvo el éxito que el empresario esperaba y tuvo que cancelar un segundo pedido a FAW. Fue entonces que los chinos se molestaron y le exigieron el cumplimiento del convenio. Fue también el tiempo que Salinas Pliego llamó a la experta Kathleen Ligocki, expresidenta de Ford Motor Company de México, desde su estancia en los Estados Unidos, para que viniera a «sacar al buey de la barranca».

Pasó el tiempo y la ejecutiva se dio cuenta que la situación no estaba tan fácil por los graves problemas de calidad de las unidades, un plan de comercialización a todas luces contrario a los intereses del consumidor (el cobro de los intereses es altísimo en comparación con cualquiera del resto que ofrece la industria automotriz) y que no se contaba con una red de distribución seria sino meros «changarros» para atender a los clientes.

Fue tiempo también que Ligocki detuvo toda presentación en público para dar tiempo a ver vislumbrado el proyecto de la nueva planta.

El hermetismo del Grupo Salinas Motors, división del Grupo Salinas, no pudo ser total. Comenzaron a conocerse las diferencias no sólo de FAW con el empresario de TV Azteca, sino también con la propia Ligocki.

Prosperó en las fuentes cercanas a la industria que Magna International se interesaba por la operación de FAW en México, pero sin Salinas Pliego de por medio. Y también creció el indicio de que las pocas «agencias» de la marca china estaban siendo reconvertidas a todo, menos una distribuidora automotriz.

Donde sí ha habido hermetismo es en la Secretaría de Economía, donde después de la declaración de Adalberto Gónzalez, director de industrias pesadas en el sentido de retirarle pronto el permiso de importación a Salinas Pliego por no cumplir con sus compromisos con el gobierno federal, no se ha vuelto a decir nada del asunto.

El poder e influencia de Ricardo Salinas Pliego se hace sentir en Los Pinos y ahora en la Cámara, donde su sobrina ya cabildea a favor de leyes que beneficien al empresario, tanto en sus negocios de televisión, como financieros.

¿Qué van a hacer los propietarios de la marca FAW que están en riesgo de perder la atención agencias que están cerrando?

Eso pareciera no interesarle a la alta esfera política que jamás reconocerá que se equivocó de «ahijado» pero en cambio «apapacha» al rebelde emporio televisivo.

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