Jaguar MarkIV y Mercedes 220B empatan en Huixquilucan

Papelitos de colores invadieron el gran escenario cuando la voz en el micrófono, la del que esto escribe, declaraba una vez más, como en otras ediciones, un empate para premiar a Best of Show en el cierre del XXIII Gran Concurso Internacional de Elegancia: El Jaguar MKIV 1947 y el Mercedes-Benz 220B Cabriolet 1952. Las dos mejores piezas de la post-guerra y lo mejor presentado en esta singular exhibición.

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Suben a la rampa multicolor por segunda vez luego que los jueces los declararon también los mejores autos europeos el Jaguar y el Mercedes-Benz. Muy sonriente Julio César Cuenca Rodríguez, acompañado de su familia, presume la belleza de automóvil que exhibe: Un clásico inglés de 3.5 litros, seis cilindros de 125 HP, un imponente  Jaguar MKIV, cuyo hermano menor, el MKII fue recordado y homenajeado por los socios del Club Jaguar el domingo en una ceremonia con pastel y velitas, luce indescriptible con 9.9 de calificación. Le cae una lluvia de papeles multicolores y el aplauso del público se alarga hasta poner a la gente de pie. Cuenca está orgulloso de lo que presenta, el respetable, colmado de bellezas automotrices.

Le sigue en la pasarela el Mercedes-Benz 220B Cabriolet 1952 de Joerg Steges. Impresionante pieza de la post-guerra diseñado por la casa alemana en 1947 para producir vehículos “austeros” ante la grave situación económica que vivía Alemania. Este raro modelo singular en México, muestra histórica de la transición de los Mercedes lujosos y los vehículos “de la crisis”, tiene una transmisión Shifter y el chasis del 170 con un motor 2.2 litros de seis cilindros, 80 HP a 4,500 rpm. Su antecesor de 1951 fue presentado en el Salón de Frankfurt.

Mario Medina, director del evento y parte del jurado nos confiesa: “Tuvimos más de una hora de deliberación sobre estos dos autos. Los dos tuvieron 9.9 pero algunos pedían que se declarara un solo ganador. No pudimos, una y otra vez la puja era por reconocer a ambos por la calificación y por el estado cuasi perfecto de las dos unidades, a la altura de los mejores concursos como el de Peeble Beach incluso”.

En ediciones anteriores el Concurso de Elegancia de México –-hay voces que empujan a que el nombre cambie en reconocimiento del evento nacional por excelencia—se han premiado a otros clásicos europeos, tanto Mercedes-Benz como Jaguares, incluso un Cadillac Roadster de 1937. Hubo rivalidad, claro, pero nunca como ahora. Los jueces sudaron la gota gorda para sacar adelante las premiaciones más difíciles. Y tocó a estos dos autos de museo llevarse dos copas igual de grandes.

También se premió al mejor auto norteamericano: Un fastuoso Plymouth Belvedere convertible 1956, de aquel tiempo en el que el The American Way of Life estaba en su apogeo al salir victorioso económica y militarmente Estados Unidos de la Segunda Guerra Mundial.

Antonio Caso, miembro del Club de Autos de Colección Chrysler, se muestra muy contento de recibir su placa como el mejor automóvil norteamericano del Concurso de Elegancia. Su gran vehículo color crema y blanco, bitono, con dos enormes alas de cisne en la parte posterior, se inscribió en la categoría de históricos de la post-guerra. Un auténtico sedán de los años de bonanza en Norteamérica.

En 1956 se anunciaba como el auto más aerodinámico en Estados Unidos. Al que sólo le faltaba volar, pues las alas ya las tenía. Y el exceso de cromo en el frente también le resalta su carácter victorioso.

El Plymouth Belvedere Convertible 1956 hace el gran honor a los potentes motores Hemi V8 de 187 HP a 4,400 rpm que fueron colocados por Chrysler en las clásicas competencias norteamericanas de entonces.

El Concurso de Elegancia fue aderezado con la presencia de 17 marcas de la industria automotriz, siete lanzamientos entre ellos los más destacados fueron los del Ford Shelby Cobra 2010 de 540 HP, el Ford Focus RS 2010, el Pontiac Solstice cuyo modelo 2010 sólo tendrá 100 piezas en México, el Mazda Speed3 2010, las dos versiones de Camaro 2010 para el mercado mexicano, el Mastretta MXT cuyo primer ejemplar de exportación fue exhibido sólo para los visitantes a Huixquilucan, los Mitsubishi Montero Sport, los Chrysler R/T y toda la familia.

No hubo lluvia; el sol brilló como nunca. El Club Renault-Gordini celebró sus primeros 20 años de existencia. El Mini exhibió 10 diferentes vehículos con la historia de los 50 años de la marca, destacando un ejemplar 1959 único en México propiedad del buen amigo Alberto Navarro.

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El Club Jaguar celebró los 50 años del Mark II y Jaguar Cars subastó un XF Portfolio en $75,000 dólares.

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Hubo tres pistas de Off-Road con las exhibiciones de los Hummer, Tour Cheyenne con las camionetas 4 X 4 Silverado y los LR2 de Land Rover.

Se premiaron a 96 vehículos que pisaron la pasarela del Concurso de Elegancia en Huixquilucan.

Los organizadores calcularon en 15,000 la afluencia de visitantes.

Lo dicho: Este es el mejor evento automovilístico en México que pone el ejemplo de que en tiempo de crisis hay que crecerse al castigo. Y en este caso no sólo fue la crisis económica sino la crisis sanitaria. A las dos se antepuso el amor y la pasión por los automóviles de colección. Y de hecho fueron responsables 23 clubes de todo el país, junto con el Club Jaguar y la industria automotriz en México.

 

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