Sojo en el enojo y otra Ruiz molesta por nombrar a Ruiz

En el sector automotriz para nadie es desconocido que a Eduardo Sojo, ahora extitular de la Secretaría de Economía, le molestaba lidiar con precios de la tortilla y menesteres que él consideraba secundarios.

Desde hace un año existió el rumor en la industria que Sojo se iba. La gran pregunta entonces es ¿Por qué Felipe Calderón se tardó tanto en tomar esa acción? Fuera de las cámaras donde el doctor siempre se mostraba sonriente y apacible, ya en su escritorio se volvía encabritado por tener que ser el moderador de precios de productos de la canasta básica. «Este no es mi lugar», se decía.

Pero pasaban los meses y Calderón no tomaba las decisiones convenientes en un sector estratégico que tiene que ver con el manejo de las economías populares que hoy más que nunca se han visto afectadas por el incremento en los precios de alimentos y energéticos, sobre todo. Sojo se quería lavar las manos. Ahora sí que: «¿Y yo por qué?».

Felipe Calderón, seguramente por esa actitud, ahora lo manda al INEGI a hacer cuentas y gráficas, lugar donde ya antes calentó el asiento.

Quien esperaba el perfume de la amapola era una funcionaria que ha estado más de 40 años esperando que la revolución empanizada le haga justicia. Rocío Ruiz de Chávez.

Cuando en los pasillos de la Secretaría de Economía se gritaba: «¡Es Ruiz, es Ruiz!», a la subsecretaria de comercio le brillaron los ojitos y se sobó las manos.

Triste, muy triste y luego enojada, como es su caracter siempre, reaccionó al saber que el, ahora inombrable para ella, es Gerardo Ruiz Mateos.

Así sigue siendo la política mexicana: Lugar para los amigos, no para quienes son eficientes en las áreas. Sin querer decir con esto que doña Chayo lo sea.

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