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El escándalo sobre la vida privada y depravada del presidente de la Federación Internacional de Automovilismo, FIA, el anciano de 67 años Max Mosley, será llevado a una Asamblea General Extraordinaria en París el 3 de junio para darle la oportunidad de «salvarse» o sucumbir ante el voto de 200 delegados, incluido José Abed por parte de México.
A qué niño tan travieso.
Ligado familiarmente a movimientos fascistas y neo-nazis en Londres, Mosley, con 15 años al frente de la FIA, fue descubierto por un fotógrafo de prensa cuando entraba a un lugar porno ataviado con una gabardina negra para pasar de incógnito, haciendo «travesuras» con nenas vestidas de nazis pero siendo dado a conocer sus actos privados a nivel mundial.
Ex-corredor de autos Fórmula, el hijo del ex-presidente de la Liga Fascista Británica dijo en la pre-temporada de la Fórmula Uno en los entrenamientos de Valencia, en España, que era inaguantable que la afición ibérica gritara improperios contra el corredor inglés de color Lewis Hamilton. Las encerronas nazis son racistas, xenofóbicas y antisemitas, y allí estaba el tremendo Max.
Mosley no asistió el domingo pasado al Gran Premio de Bahrain, para evitar a la prensa. Pero varios directores de equipos como el de Mercedes, se manifestaron contra esos actos cometidos por Max, declarando inaceptable este tipo de sucesos.
El presidente de la FIA mandó una carta a los 200 delgados de la FIA para pedir una Asamblea General Extraordinaria donde tendrá la oportunidad de defenderse. Los comisarios y representantes de los equipos votarán si perdonan al tremendo Max su bochornosa vida privada o escogen a otro presidente.
La prensa británica, sobre todo la amarillista, manejan ya algunos nombres donde ha salido a relucir el ex-campeón de la Fórmula Uno y ahora comentarista de TV, Jackie Stewart, como el sucesor de Max Mosley.
