México entrará al final de la fila de los autos híbridos y eléctricos

Si usted supiera que el actual gobierno no ha logrado ponerse de acuerdo con la industria automotriz para emitir una norma que evite la entrada de autos chatarra importados de Estados Unidos, y eso provocará que este año sólo se vendan en el país alrededor de 820,000 autos nuevos, contra 1 millón 025 mil del año pasado y 1 millón 200 mil de hace tres años, entonces entenderá por qué pensamos que nuestro país entrará en último lugar a la venta de autos híbridos y eléctricos. Toyota en México se acaba de echar para atrás para traer su modelo híbrido Prius.

Pero no se preocupe demasiado por ello. Las ventas de los autos híbridos en Estados Unidos, el país donde más demanda registraron en los últimos tres años, se ha caído casi 10% en diciembre pasado, derivado de los bajos precios de los combustibles, mientras en México son más caros.

El actual secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, amigo personal de Felipe Calderón, ha resultado ser un fracaso como titular de las políticas públicas para la industria automotriz, como ejemplo. Sin poder actuar con fuerza ante la entrada indiscriminada de autos usados importados de Estados Unidos, en malas condiciones mecánicas, tampoco ha podido generar la infraestructura necesaria para meter en norma a ese tipo de unidades. Primero el gobierno de Vicente Fox, por su botas, adelantó en dos años la aplicación del capítulo II del TLCAN en materia de autos usados, y ahora, el actual no trabajó a tiempo en la creación de centros de verificación en las aduanas del norte del país para checar una a una las unidades introducidas al país.

En cambio, y favoreciendo a los cientos de comerciantes exportadores norteamericanos de chatarra e importadores mexicanos de la misma, promueve un decreto el 24 de diciembre donde permite incluso la entrada de autos siniestrados-reparados al país. Esta política errónea y que destruye a la planta productiva nacional del sector automotriz, ha causado que en los últimos tres años hayan ingresado a México 3.5 millones de unidades. Tan sólo en 2008 ingresaron 1 millón de esas unidades seminuevas provenientes de Estados Unidos.

Por tanto, preocuparse por dar seguimiento a una política de exigencia a las plantas armadoras para que traigan a México sus unidades híbridas, es pedir demasiado.

Toyota fue la primera empresa que buscó la entrada de su auto Prius hace cinco años. El gobierno recibió 11 unidades a prueba. Las usaron los funcionarios para ir de compras con su familia el fin de semana, pero no para evaluarlas y dar la autorización. Intereses de otras armadoras norteamericanas, que no estuvieron listas para introducir este tipo de unidades, entraron también en juego. El programa de Toyota fracaso por culpa del gobierno.

Hace unos días la empresa anunció que quizá no traiga el Prius a México. No lo dice con todas las letras, pero es por falta de mercado. «¿Para qué traerlo?», dicen ellos.

Ahora que otras armadoras cuentan con este tipo de unidades como Honda no sólo con el Civic híbrido, que es la única unidad de estas características que se puede comercializar en México,  el Insight, las camionetas utilitarias de Ford con su Escape híbrida, Nissan con su Altima, entre otras, no se traen a México francamente porque las propias empresas consideran que no hay mercado para este tipo de unidades. Pero, señores, «se hace mercado al andar». Ellas dicen, «sí, pero ¿a qué costo?» Aquí debería entrar el gobierno con incentivos fiscales para este tipo de unidades, apoyos como que no paguen ISAN o tenencia. Pero no. El gobierno duerme o está alerta sólo a los procesos electorales que les permitan ocupar cargos y ganar más dinero.

Ahora que en Detroit se acaban de presentar los autos eléctricos que ya comienzan a venderse en Estados Unidos, en México ni se está listo para este tipo de unidades, ni se ha hecho absolutamente nada para levantar una infraestructura en la carga de los coches. Nada, nada. ¿Qué hace usted, señor secretario de Economía, entonces?

Es cierto que con el precio del galón de gasolina en Estados Unidos a $2 dólares, el consumidor ha recibido un respiro para seguir comprando unidades con motor de combustión interna, los tradicionales que emiten CO2 de manera indiscriminada. No piensan ni en híbridos ni en eléctricos, lo que refleja que aún allá no hay consciencia real de un cambio de mentalidad para dejar de contaminar. Sólo se piensa en razón del bolsillo.

Pero más temprano que tarde tendremos que entrar en la órbita de los híbridos, eléctricos y también hacia los vehículos propulsados por hidrógeno. Ya verán. Y será hasta «la cola» cuando México se forme para innovar este tipo de unidades en su territorio. Para cuando a algún funcionario de mediana mentalidad se le ocurra que se deba comenzar a trabajar en ese sentido. Será por allá del 2012, cuando la gente se haya dado cuenta de la ineptitud de sus gobernantes, su alta corrupción y su intocable sentido de la impunidad.

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