Se inclina Bush por la quiebra de 3D; Obama las condiciona

El gran apoyo económico que otorgó el sindicato automotriz norteamericano UAW al Partido Demócrata está pagando ahora su factura ante el debilitado presidente George Bush que está inclinando la balanza del rescate del sector por el camino de la quiebra técnica y la reestructuración de cada una de las tres empresas que conforman a las tres de Detroit (3D), GM, Ford y Chrysler. En tanto, el presidente electo Barack Obama condiciona el apoyo económico a una profunda revisión del papel que esas compañías juegan en la producción industrial de los Estados Unidos.

Bush dijo ayer que le preocupaba la crisis de la industria automovilística de su país, pero también que el dinero de los contribuyentes se aplicara en una ayuda que quizá no fuera suficiente para sacar del hoyo a las tres empresas norteamericanas General Motors, Chrysler LLC y Ford Motor Company.

Esta mañana, Dana Perino, vocera de la Casa Blanca, dijo que a la administración Bush le interesa dar una solución integral al grave problema de liquidez de las empresas automovilísticas de Detroit, lo que se conoce como 3D. Pero que en dicho rescate también se está contemplando que incluso deban ir a la quiebra técnica a fin de que se puedan reestructurar en serio y acogidas al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras iniciar su recuperación a largo plazo.

Naturalmente esta declaración está dejando a las empresas involucradas con los cabellos de punta, porque un escenario de quiebra sería catastrófico para el sector de autopartes que mide tres veces más que la capacidad de las plantas armadoras de las tres ensambladoras, lo que encadenaría el desempleo masivo que alcanzaría los tres millones de personas directamente relacionadas con este estratégico sector industrial en Norteamérica.

El gabinete del presidente electo Barack Obama está consciente de esta grave disyuntiva, pero en su declaración de ayer domingo dejó entrever que serán celosos a la hora de aplicar recursos. La industria deberá reestructurarse a fondo y en serio.

Es muy sonado el apoyo que el mayor sindicato de la industria, la UAW, otorga al Partido Demócrata. Y la posición de Bush es vista como una venganza política. «Mientras el sindicato UAW esté presente en las negociaciones de GM, Ford y Chrysler, la administración y los representantes republicanos en el Capitolio no van a dar ningún apoyo a la industria», analizan algunos observadores.

Republicanos y demócratas se llaman mutuamente a dar una solución de fondo a la crisis automotriz más aguda en la vida de las empresas norteamericanas con un desarrollo de más de un siglo para el caso de Ford y GM y cerca de 80 años para la Chrysler.

Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, dijo a la agencia Reuters que «dudo que el sector automotriz de Estados Unidos sobreviva en el largo plazo pero vale la pena apoyarlo en el corto plazo».

Los legisladores están hablando de facilitar $15,000 millones de dólares a GM y Chrysler, mientras que Ford deberá esperar un poco más de tiempo. Pero los cabilderos de las empresas les adelantaron a sus representados que la ayuda vendría por poco menos de los originales $25,000 millones de dólares que solicitaron hace dos semanas en Washington. Por eso los cuatro fantásticos (Wagoner, Gettelfinger, Mulally y Nardelli) se adelantaron a replantear esa ayuda por $34,000 millones en total.

«Necesitamos una industria automotriz que comprenda que no puede seguir manejándose de la misma manera como lo ha hecho hasta ahora», dijo Obama en un programa de televisión anoche.

«He sido un fuerte crítico de las fallas en la industria automotriz en adaptarse a los tiempos cambiantes que demandan la fabricación de autos pequeños y eficientes en energía y que se adapten al nuevo mercado (…) Si los directivos actualmente en funciones no entienden la urgencia de la situación y no quieren tomar decisiones difíciles y adaptarse a las nuevas circunstancias, entonces deberían irse», precisó enfático el nuevo mandatario de Estados Unidos que tomará posesión el 20 de enero próximo.

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