Avanzan para demandar a Elektra por fraude FAW

Cuando Ricardo Salinas Pliego, presidente del Grupo Elektra, pensaba que ya la había librado con la venta fraudulenta de los automóviles FAW en México, con aval de Felipe Calderón como «padrino» del proyecto, unos 50 automovilistas propietarios de la marca china se organizan para una demana colectiva y una protesta por este atroz engaño. Cierto, fueron más de 2,000 los que compraron sin saber.

¿Quién ordena poner la bandera en un acto fraudulento? (Foto Elektra).

Han pasado dos años en que Ricardo Salinas viajó a China para hacer un pedido de 2,000 unidades o más de FAW (First Automotive Workers) para traerlos a México y venderlos directamente, sin intermediarios. Un negocio redondo.

Pero se topó con una Secretaría de Hacienda «celosa de su deber» que le impidió introducir las unidades desde el barco en Lázaro Cárdenas, Michoacán.

Vino entonces la neogicación del vino tinto. Se reunieron Lázaro Cárdenas Batel, hijo del candidato a la presidencia, Cuauhtémoc Cárdenas, Felipe Calderón y Ricardo Salinas Pliego con sus compinches. Una gran comilona donde se derramaron los placeres y el vino. Salinas, El Elektra, cosiguió el permiso para que pudiera vender sus unidades sin intermediarios-distribuidores. Directamente en las tiendas Elektra de todo el pais «con abonos chiquitos» (estafando a la gente sin recursos con cantidades enormes de intereses a largo plazo). Y así vendió más de 2,000 unidades FAW, autos F1 y F5 de baja calidad. Pero la gente no sabía nada.

Al Volante dio cuenta del fraude. Pero para entonces ya habían caído en la trampa más de 2,000 personas que tenían la esperanza de una compra segura, a largos plazos, y hacerse de un cochecito para su trabajo, para su traslado, para la familia.

Cuando Salinas no cumplió con la construcción de una planta en Zinapécuaro, Michoacán, el gobierno le quitó el permiso de importación. .Y el negocio se acabó para Salinas.

Entonces se le hizo muy fácil retirar el letrero de FAW y poner «Autos usados». Y terminó también la negociación con Speedee para la atención mecánica de los autos.

El consumidor quedó en la lona. Y Calderón no dijo nada, como es su costumbre ante hechos que le deberían de atribuir responsabilidad pero que se hace el sordo.

Y entonces los propietarios empezaron a buscar cómo dejar de pagar por no recibir servicio, ni refacciones, ni garantía, ni nada.

Y encontraron a Al Volante como espacio de expresión para organizarse. Y ahora lo están haciendo. Tal vez un poco tarde, pero siempre a tiempo para luchar porque en este país impunes como Salinas paguen lo que tienen que pagar ante una justicia inexistente.

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