ALVOLANTE.INFO Análisis, noticias y foro sobre industria automotriz
Las ventas de automóviles en abril en México subieron 17.6% contra el año pasado, pero sólo crecieron 1% en los cuatro meses del año. El gobierno considera que la industria y el mercado se mueven solos, mientras Luis Gómez, presidente de la AMDA, considera faltos de visión a quienes creen que el mercado interno se dinamizará sin el apoyo y los incentivos que en otros países sí han funcionado efectivamente.
Luis Gómez, presidente de la AMDA (Foto AMDA).
La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, AMDA, dio a conocer el balance de ventas del mercado interno del mes de abril donde se registra un aumento del 17.6% en la facturación de automóviles, en comparación con el mismo mes del año anterior, con la venta de 60,462 unidades a nivel nacional, contra 51,394 de abril de 2009, antes de la crisis y bancarrota de algunas empresas en Estados Unidos.
Este balance es considerado por el gobierno mexicano como positivo, pero la visión de la Secretaría de Economía va más allá. Según fuentes de la dependencia consultadas esta semana por alvolante.info, «el gobierno piensa que el mercado interno de la industria automotriz se controlará solo y las ventas crecerán por sí solas», informó la fuente.
En la opinión de Luis Gómez, presidente de la AMDA, esta es una visión limitada y desconocedora de toda realidad. En países como Alemania, Brasil, España, aún en Estados Unidos, ha sido el paquete de apoyos e incentivos a la compra de autos nuevos los que han salvado a las industrias de esas naciones.
Hasta aquí la opinión del ejecutivo sobre esa visión.
En efecto, la visión efectivista del gobierno de Felipe Calderón –el autollamado «presidente de la industria automotriz»– creyó que con unos apoyos económicos aquí y otros allá (algunas empresas de autopartes y dinero a algunas armadoras para sufragar los gastos de descanso obligatorio a sus empleados para evitar el cierre de las fuentes de trabajo– quedaba resuelto el problema de la industria automotriz cuyas ventas se derrumbaron hasta 750,000 unidades en 2009. Las caídas en producción y exportaciones llegaron al 50% y el despido de trabajadores alcanzó una cifra superior a las 150,000 personas.
Lejos quedó la promesa de abrir una planta armadora china (FAW) con apoyo de una firma mexicana (Grupo Salinas Motors) y cuyo padrino fue precisamente Calderón, en noviembre de 2008. Como lejos quedará el apoyo oficial al Grupo FIAT para producir en México un auto de nicho como es el modelo 500 que se destinará al mercado de Estados Unidos en 95% y cuya aceptación en ese mercado está por verse. Si no hay respuesta del consumidor, este será un fracaso más del régimen por «apostar» a proyectos «viables».
Durante los primeros cuatro meses del año (enero a abril), la industria vendió 249,426 unidades, apenas 1% superior al mismo periodo del año pasado. Con esta cifra ni se puede presumir y sí preocuparse porque el mercado no se ha reactivado del todo. Alguien decía que el consumidor tiene que cambiar de auto, pero con la reciente y torpe medida del gobierno de permitir nuevamente la entrada de autos usados provenientes de Estados Unidos, otra vez el fenómeno de la competencia desleal prevalece y mayo y junio podría atorarse definitivamente un repunte del sector.
El estado mexicano es miope en materia automotriz. Los cuatro años del gobierno de Calderón han sido de bandazos de un lado para otro. Sus funcionarios han ido desde las absurdas declaraciones de que «si en Brasil las cosas están mejor –un mercado interno reactivado– pues mejor váyanse para allá», hasta la nueva de la semana: «La industria y el mercado se reactivarán por sí solos. Son lo suficientemente maduros para hacerlo». Con estos «paradigmas» de la vieja escuela de «la mano invisible que mueve el mercado» tronaron las empresas financieras en Estados Unidos. Y hasta las consultoras antiéticas están entredicho hoy en día en Nueva York.
