19 de septiembre de 2008, otro «terremoto» nos viene

Decenas de miles de mexicanos murieron el 19 de septiembre de 1985. Don Miguel De la Madrid Hurtado, priísta que prometió hacer la renovación moral de la sociedad (debió haber dicho «la renovación de los políticos empresarios o de los empresarios políticos corruptos»), ordenó que se guardaran (¿para siempre?) las cifras del número de muertos. La corrupción y sus corruptos son así. Viven como buitres, al acecho del poder y la riqueza, ocultando las miserias y necesidades de un país como México. Son 23 años de aquel sismo y las cosas no han cambiado mucho que digamos. Otro «terremoto» le viene al país, sólo que este va a pegar en las estructuras sociales, políticas y económicas. Y va a ser fuerte.

El terremoto terrorístico también tiene epicentro en Michoacán.

 En pleno grito del 15 de septiembre del 2008 en Morelia, Michoacán, mismo estado del país donde tuvo su epicentro el terremoto de 1985, la explosión de dos granadas de fragmentación mataron a ocho personas e hirieron a más de 100. El gran mercado de drogas comienza a hacer movimientos contra la mal llamada «guerra», por parte de un gobierno irresponsable que se jugó el todo por el todo sin hacer un pronóstico acertado sobre las consecuencias.

El mercado de las drogas ha crecido en México desde hace más de 100 años. La pobreza y la falta de oportunidades de trabajo que han generado a millones de desempleados en el país, ha empujado a muchos a ser parte de ese gran bloque de producción y venta de estupefacientes. Por lo tanto, ese mercado ha impregnado al tejido social. ¿Es al que va a atacar el Estado?

¿Combatir a ese gigante mercado con elementos policiacos que son parte del monstruoso mercado? Pues no. No iba a dar resultado, como ahora se está viendo. Su «guerra» la van perdiendo.

Se lo dijeron al gobierno muchas veces los especialistas, esos que sí saben del tema. Hay que comenzar a limpiar la casa primero. La misma que no limpió el presidente del cambio, Vicente Fox Quesada en el periodo 2000-2006, quien resultó ser un mandatario de caricatura. Mediocre y nopalote y alentando la corrupción y el enriquecimiento fast track de la élite de su partido.

¿Quién es el responsable de los ocho muertos y 100 heridos en Morelia? ¿Quién lo es de los 24 ultimados en La Marquesa? ¿Quién de las decenas de decapitados en todo el país? ¿Nadie? Alguien dio la orden de combatir sin prestar atención al hecho que los combatientes tuvieron que haber sido combatidos porque son parte del mercado de las drogas. El enemigo en casa, nomás. Una guerra perdida aunque ahora distraigan los recursos sociales a comprar más armas (en Estados Unidos) cuando en ese país no ha muerto uno sólo por este tema y donde se tiene el mercado de consumo más grande del mundo. Nosotros ponemos a los muertos de la sociedad civil, ellos nos venden las armas. Bonito negocio le hacen a la potencia.

¿Ahora con qué nos salen? Con un terrorismo mediático al miedo, a no hablar, a no exigir lo exigible para un pueblo que no tiene la culpa de la corrupción de 100 años de los gobernantes, incluidos los que iban a cambiar y no cambiaron nada, sino que fueron cómplices del poder y del dinero.

Ahora resulta que no se vale hablar porque lo que ha hecho el gobierno ha sido «heróico». ¡Pamplinas! Aqui hay muertos y aquí tiene que haber responsables. Lo dicta el sentido común, no la dichosa unidad (de unidad hubieran hablado con el fraude electoral, que fue el momento en que realmente dividieron a la sociedad).

¿Cómo declaran su guerra sin medir las consecuencias hacia la sociedad civil que nada tiene que ver con la corrupción, complicidad, tráfico de influencias de un grupo en el poder y sus componendas con el mundo de las drogas por muchos años? ¿Cómo se les ocurrió comenzar por lo más difícil cuando no hicieron una limpia de los grupos policiacos infectados del virus de la deshonestidad?

Falta de miras de ese grupo gobernante que no sabe ni dónde meter la cabeza de la vergüenza que debieran de sentir por ineptos, por irresponsables, por no saber dominar la situación «con el poder del Estado? ¿Cuál Estado? ¿Cuál poder cuando se les cuelan en una plaza y hacen estallar artefactos? ¡Qué poder tan guango!

Claro que se vale enojarse y claro que se vale hablar. ¡Faltaba más!

Ahora sólo falta que además de ineptos quieran ser autoritarios. ¿Lo vamos a permitir?

Cuando decimos al principio de este comentario que otro «terremoto» le viene al país es porque la sociedad vive un proceso de hartazgo en el que el miedo existente por los actos de violencia se convertirá en ira. En la parte política tampoco habrá clientela a quién «comprarle» sus votos porque la gente, con el tiempo, ha aprendido a desenmascarar a la bola de pillos corruptos que nos gobiernan y en lo económico porque quien prometió no aumentar a los productos de primera necesidad de la gente, se le correrá el velo de observarlo muy bien y saber a qué intereses realmente sirve y representa.

En ese momento realmente es cuando comenzaremos a cambiar nuestro país que no es el de ellos, los corruptos.

¿Qué opina?

 

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César Roy Ocotla, 38 años en el periodismo automotor mexicano

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