Presentan hoy libro «Tinta y Carne» en Casa del Lago

Texto de Edgar Morín para alvolante.info

Lejos de la creencia común que los asocia con el mundo de la delincuencia, la droga, los antivalores o la degradación, tatuajes y perforaciones corporales son prácticas muy antiguas vinculadas también con rituales, erotismo y todo tipo de identidades, las nacionales incluidas.

Tinta foto 1

En Tinta y Carne convergen la antropología, comunicación, psicología y sociología con la fotografía, el activismo contra la discriminación y los testimonios de un perforador y un tatuador. Tras el prólogo del doctor Abilio Vergara, la obra inicia con un texto de Edgar Morín que recorre aspectos históricos y culturales que dan cuenta de algunas transformaciones en las maneras de concebir la práctica. Aborda el asunto de la conciencia hegemónica occidental y el paso de los estigmas a los emblemas y estilos juveniles, donde tatuajes y piercings ayudan a marcar identidades o relaciones de poder. Le sigue “La construcción del sujeto tatuado como individuo peligroso. El papel de los discursos académicos en la construcción del estigma que pesa sobre el tatuaje en México”, de Cupatitzio Piña, quien plantea una lectura crítica sobre cómo la clínica y el aparato de justicia abordan esta práctica para construir la noción de sujeto peligroso.

Tinta foto 2

Federico Gama, fotógrafo, y Edgar Morín, en la firma de autógrafos del libro.

A pesar de que en las últimas décadas los tatuajes han trascendido sus espacios tradicionales, su presencia en ámbitos de lo criminal sigue siendo significativa. Ante el peligroso reduccionismo de cierta criminología que se traduce en abuso de autoridad y serias violaciones a derechos humanos y garantías individuales, es necesario incorporar perspectivas críticas como la de Víctor Payá, quien realizó un extenso trabajo de campo en las cárceles de Tepepan y Santa Martha Acatitla, para interpretar los cuerpos significantes en el encierro de la prisión. En este sentido el tatuaje también es resistencia y una recuperación del cuerpo en los circuitos del poder, y eso traspasa las fronteras de nuestro país. Por eso, Susan A. Phillips nos cuenta la vida de Gallo, artista del tatuaje y pandillero chicano de la vida loca en Los Ángeles, California, que pasa del barrio al sistema de justicia estadounidense, y tras el encierro, su cuerpo tatuado lo condena igual que al hombre ilustrado en el cuento de Ray Bradbury.

El trabajo de María Gómez y Claudia Pallares describe usos y prácticas del que quizá es el rostro menos estigmatizado del tatuaje: lo cosmético. Se remontan a la antiquísima necesidad por adornar y decorar el cuerpo humano y proponen un sistema para representar esta práctica. “La significación de los cuerpos en jóvenes mexicanos”, de Alfredo Nateras, nos muestra las reflexiones que hizo en la construcción de su investigación acerca de la historia del tatuaje y las perforaciones en México, desde una postura etnográfica. Sobresale la perspectiva de género, considerar al cuerpo como un espacio/territorio de las decisiones de sí y como una geografía significada social y culturalmente.

A continuación el reconocido tatuador mexicano Piraña nos ofrece un testimonio biográfico y su reflexión personal sobre esta práctica, que es importante para comprender su auge como práctica juvenil y forma de expresión estética en las últimas décadas. Luego el trabajo del fotógrafo Federico Gama, “La imagen del tatuaje”, aborda el fenómeno en la cultura urbana de la ciudad de México a través de una cavilación sobre cómo se mira a las personas tatuadas y cómo se miran los propios tatuados. Va acompañado de una serie de catorce retratos.

Danny Wakantanka, otro conocido perforador en la escena mexicana, escribe un detallado testimonio sobre las modificaciones corporales en el que también incluye los derechos que todo cliente debe exigir al hacerse un piercing, una muestra del grado de profesionalización que ambas prácticas han alcanzado en la actualidad. El libro cierra con el artículo de Dante Salomo, basado en datos de una encuesta nacional, y trata acerca de la discriminación y violación de derechos humanos que existe en los más variados lugares públicos o espacios laborales y escolares por el sólo hecho de estar tatuado o perforado.

 Así pues, este conjunto de tan diversos puntos de vista permitirá al lector comprender mejor los múltiples rostros de este antiguo y poderoso fenómeno estético cultural. Tinta y Carne se presenta este 6 de agosto de 2009 en la sala Lumière de la Casa del Lago Juan José Arreola, a las 18:00 horas. Y el sábado 8 de agosto a las 12:00 horas en el Tianguis Cultural del Chopo, en la zona de conciertos.

 www.contracultura.com.mx

Tinta foto 3

Fernanda Tapia hizo más amena la presentación del nuevo texto.

 (Nota de Redacción.– Como dijera el maese Rodrigo González, «el palomazo» para el buen broder Edgar Morín. Ojalá les interese su trabajo).

 

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