Una «gelatinera» Renault 4L para el Papa austero

En México se fabricó el modelo Renault 4L, «La Gelatinera». Pero también en Argentina. Y resulta que un sacerdote (no sé mucho de nomenclaturas eclesiásticas) le ha enviado al Papa Francisco un modesto auto francés para que se mueva en las dificultosas calles de Roma (por eso hicieron coches chicos allí, para poder caber entre las arterias viales).

Un viejito Renault 4 L con velocidades en el tablero para el Papa (Foto agencias).

El Mercedes «Papamovil» se ha quedado guardado. El hombre se da cuenta que un Renault 4L con cambio de velocidades en el tablero, es más sencillo y práctico. Una cubetada de agua a los angustiosos de su seguridad, y de las marcas que buscan quedar bien y dar imagen.

Y como el argentino habló de austeridad de vida, viajar en Metro, tomar el microbus de sus seguidores para viajar dentro del pequeño Vaticano, pues uno de sus allegados le tomó la palabra y le mandó su blanco Renault 4L para que pudiera andar por el propio Vaticano y por las calles de la, otrora, Roma quemada.

Este auto se fabricó en México, allá por los años 70. Ciudad Sahagún era el orgullo mexicano de un complejo nacional productor de automóviles y camiones diesel.

Y le llamamos «La Gelatinera» porque la fábrica de jugos y gelatinas Yus compró una flotilla de estas unidades. Había dos versiones, la camionetita y la guayincita. Un pequeño vehículo útil, servil, bueno creo yo para la edad que tenía entonces.

Hicimos un periódico en el CCH Vallejo, «Comunicación, Voz a Través de las Letras». Y nuestro jefe de redacción, Josué, traia la Renault 4L de su papá. Siempre me encantó el vehículo, porque mi papá era renolero, pero porque nos llevaba a todos lados. Recuerdo cómo se mecía de un lado a otro por una suspensión super blanda que no pasaría hoy las pruebas de Covelli.

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