Se derrumban ventas de Chrysler LLC en 53.1% en diciembre

Dicen los conocedores del negocio automotriz que cuando vendes la mitad de lo pronosticado, prácticamente estás en bancarrota. Así le pasó a Chrysler LLC en Estados Unidos el mes de diciembre pasado. Comercializó 89.813 unidades cuando en el mismo mes pero del año anterior lo hizo por 191,423. ¿Saben ustedes lo que es vender casi 102,000 unidades menos en sólo 30 días? Claro, la muerte.

Para el Grupo Cerberus, el gran hipotecador dueño de la empresa, esta es una verdadera pesadilla. No venden coches, el inventario es el más gigantesco en toda la historia de la comapañía –por sobre la crisis que tuvo Lee Iacocca en los años 80 y que el gobierno norteamericano tuvo que rescatar para evitar su quiebra–, los distribuidores están desesperados y cerrando agencias, los trabajadores perdiendo el empleo por el cierre de plantas. Una catástrofe que quizá se anuncie este mismo mes, tomando posesión Barack Obama, el nuevo presidente estadounidense.

Durante todo el año 2008, la empresa que preside Robert Nardelli, aquel empresario que fue sacado de las filas de las tlapalerías modernas Home Depot para pasar de la venta de tablarroca a los automóviles, vendió 1´453,122 unidades. La caida anual fue del 30%, cerca de un tercio menos del mercado. Lejos quedaron los buenos tiempos del 2007 cuando colocó en el mercado norteamericano 2´076,650 unidades. Ahora el alto inventario le genera problemas. Las agencias ya no quieren recibir unidades. Cerberus les dice que tienen que vender porque toda falta de pedidos a la armadora les genera multas.

Sólo que los distribuidores ya saben que en cualquier momento les van a dar un puntapié y deberán pagarle a Cerberus aún aquellas unidades que no fueron vendidas. ¿Quién puede operar con una relación tan tirante como esta? Nadie. Las agencias han comenzado a declararse en quiebra y a evitar que les llenen el taller de servicio de coches nuevos, sobre todo pickups, que son las menos agraciadas por la demanda.

El gobierno norteamericano, a través del secretario del Tesoro, hizo llegar la semana pasada recursos a GM y a Chrysler, para evitar su debacle, pero ni los primeros 8,000 millones de dólares aportados a ambas empresas le van a levantar el ánimo a una desdibujada Chrysler que está como ni agua para chocolate.

El dinero llegó a GM el miércoles de la semana pasada, mientras Chrysler lo recibió el viernes, con lo que se vino abajo aquel comentario de la prensa estadounidense se que se fraguaba un complot para que Chrysler no recibiera nada y se le dejara a la deriva. De todos modos, la medicina recibia en dólares, no cura la grave enfermedad de Chrysler que es la inviabilidad.

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