Esta semana está movida en China para el gobierno francés y los máximos ejecutivos del Grupo PSA Peugeot-Citröen con la plana mayor de la firma automovilística Dongfeng Motor Group, DFG. Dice Reuters que la operación de compra de acciones de la euroopea puede quedar definida en días.
Esta semana Dongfeng ha pedido que se suspenda la negociación de sus acciones en bolsa, toda vez que se espera el anuncio de una operación de compra de documentos de la francesa PSA, para entonces continuar con sus movimientos.
PSA entró en un proceso de rescate de $7 mil millones de euros por parte del gobierno francés, pero con una amplia oposición de otras automovilísticas europeas y de la propia Unión que no ve con buenos ojos este apoyo gubernamental del que dependen miles de empleos. El Presidente Holland con todo, ha dicho que no permitirá que se cierren las fuentes de empleo en un momento en que comienza a haber un respiro para los millones de franceses que viven al día.
Como franceses, los familiares del fundador Peugeot no están de acuerdo con esta operación de venta de acciones, pero siempre conscientes en que no hay muchos frentes dónde moverse. Si no hay dinero fresco en la automotriz, iniciarían el cierre de fábricas legendariamente vivas y que han mantenido encendido el espíritu del empresariato local y la sobrevivencia de una marca eminentemente francesa.
A los galos les preocupa la transferencia de tecnología a los chinos. Y a estos, la reducción de Peugeot a una presencia solamente europea y con falta de presencia en mercados emergentes.
Peugeot y General Motors dieron un revés a una alianza mediante la cual la estadunidense tomó parte en la francesa y luego se echó para atrás, con una fuerte crítica a la firma de América del Norte ante un proyecto sin pies ni cabeza.