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No pasaron ni ocho horas y la compra de Opel/Vaxhall ya da su primer devastador efecto: La planta de Opel en Figueruelas, Aragón, en España, corre el riesgo de despedir a 1,600 trabajadores porque Magna quiere trasladar parte de la producción a las instalaciones en Alemania. En Aragón laboran 7,500 obreros.
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometio con el presidente Marcelino Iglesias, de Aragón, donde se localiza la planta de Opel en Figueruelas, en poner todo su empeño para que la empresa alemana no despida gente luego de la compra de Magna International y el banco ruso Sberbank.
Pero los trabajadores son renuentes a creerlo. Unos 1,600 operarios podrían ser despedidos una vez que se den a conocer los acuerdos entre GM-Opel y Magna-Sberbank sobre los ajustes de empleados en toda Europa, pues desde un inicio los empresarios estaban en la línea de que había que bajar costos y operarios a como dé lugar «para ser competitivos» y para «ajustar la producción a la baja demanda real».
Y aún en Alemania los jefes de familia que trabajan en la Nueva Opel –como se llamará a la nueva compañia que ha dejado de ser totalmente subsidiaria de General Motors–, no desayunan placenteramente del todo. Sólo esperan el día en que los llamen a junta en los patios de la ensambladora para decirles que habrá ajuste de personal.
La crisis de 100 magnates mundiales de la estafa, la pagan los trabajadores y sus familias. Pero también el sector de autopartes, pues hay más de 300 empresas que dependen de Opel Figueruelas para dar empleo a otros 10,000 trabajadores. Si la producción de Aragón baja, muchas empresas de componentes cerrarán o se tendrán que ir a otro lado donde haya demanda de su trabajo.
