Koenigsegg retira oferta a GM por SAAB; podría cerrar

Sólo faltaba que General Motors permitiera a la firma sueca fabricante de autos de lujo Koenigsegg decidir el número de distribuidores en Norteamérica. En esas estaban cuando los representantes europeos se pararon de la mesa y dijeron «señores, basta, no vamos más por SAAB». La sueca podría cerrar definitivamente.

SAAB busca salvaciónLa historia se repite. En este caso regresa a como estaba hace ocho meses, esto es con el posible cierre de la empresa emblemática sueca que fabricaba aviones y que en la Gran Guerra Mundial fue destruída y vuelta a levantar. La que diseñó el primer turbocargador no para aviones sino para automóviles. La de los autos bien hechos. Y a la que por cierto GM no hizo mucho caso para apoyarla en la venta por ejemplo en México.

Hace un mes la pequeña empresa de autos deportivos suecos Koenigsegg Group AB (KGAB), ya había presentado un frente común a General Motors con un paquete de compra atractivo, formado por la misma firma europea y la China Automotive Group Industrial Holding Ltd. que «se la jugó» para ir en compañía de KGAB. Pero todo se desinfló esta semana.

GM y KGAB ya habían acordado la firma definitiva del contrato de venta en los próximos días, pero el asunto del número de distribuidoras en los Estados Unidos trabó la operación. KGAB no requería de tantos concesionarios abiertos por GM cuando decidió la venta de SAAB en los Estados Unidos. GM está recibiendo la presión de las agencias por tener el derecho de vender cuando inviertieron para ello. Por tanto, la norteamericana estaba entre la espada y la pared a la hora de negociar con KGAB. No fue el único aspecto que trabó la firma y llevó al fin de la negociación, pero fue muy importante, declaran fuentes en EU que siguieron el caso.

«Lamentamos el cambio brusco de dirección y tenemos que evaluar en las próximas semanas los pasos a seguir en este asunto», dijo Fritz Henderson en dos párrafos de un comunicado emitido hoy en Estados Unidos.

Esta es la tercera operación que fracasa para General Motors. La primera lo fue la decisión de Roger Penske, dueño de un grupo de agencias de autos nuevos en Estados Unidos por desistir de comprar la división Saturn. El segundo lo acaba de representar el negarle a Magna International y al banco ruso Sberbank la posibilidad de adquirir la división Opel en Europa. Y el caso de SAAB es el tercer tropiezo para una General Motors que tiene enfrente un grave problema para obtener liquidez de esas ventas y ahora tener que sacar del poco dinero que le queda para quedarse con Opel y todas sus pérdidas y ver qué va a hacer con SAAB.

El cierre definitivo de SAAB tiene razón de ser. No hay liquidez en GM para quedarse con la compañía. Y lo único que queda viable es que una empresa china la compre (como está sucediendo también con la división de los gastalones Hummer).

Un corresponsal de Reuters consiguió una declaración de una fuente cercana a GM que dijo que se buscará urgentemente en la reunión mensual del martes en Detroit, a un posible ofertante. Si no, SAAB tendrá que cerrar definitivamente.

La bola está en la cancha del gobierno sueco, ya que dependen varios miles de empleos de esa fuente de trabajo.



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