Casos Ford y GM: Da un vuelco la industria automotriz de EEUU

Cero empleos en Estados Unidos en agosto. Riesgo de recesión. Se acabó el sueño de la globalización industrial. La potencia voltea para sus adentros y regresa al proteccionismo del que quizá nunca salió. Los casos de Ford Motor Company y General Motors son claro ejemplo de lo que está por venir en la industria automotriz de esa nación sobre todo para el área del TLC con México y Canadá. Las inversiones van para adentro y la producción se re-localiza ahora otra vez para el territorio propio.

Inversiones automotrices estadunidenses para el propio país. ¿Y México? (Foto Ford).

Cuando me dicen los compañeros periodistas a quienes gusta el análisis de fondo del sector, que el caso de General Motors y la exigencia de su sindicato UAW para que la inversión destinada a México por $925 millones de dólares se re-destine a la propia corporación en Estados Unidos era una reacción esperada cuando el gobierno de Barack Obama tiene parte de la empresa y puede disponer políticas públicas para proteger el empleo en su país, con toda razón, les pregunto: ¿Y dónde queda la globalización? ¿Dónde aquel deseo de trabajar con los países del área del Tratado de Libre Comercio para beneficio común?

Son muchos problemas en una sóla pregunta, así que trataremos de poner en orden el hecho de que GM de Estados Unidos deje para sí la inversión destinada a México y de que Ford regrese al ensamble estadunidense la producción del modelo Fusión que es hasta el momento el producto que más trabajo da en nuestro país a la manufactura en Hermosillo y que ahora, así nada más, por un acuerdo entre sindicato y empresa, dan un revez a los pactos, a los acuerdos, a los tratados.

Estados Unidos está por entrar a una de sus peores crisis económicas con una grave recesión. En estos momentos su máximo problema es que la gente está perdiendo su empleo. En agosto no se generó un sólo trabajo para una generación que ha concluido los estudios y no tiene un puesto de trabajo. Y los pagos por seguridad del empleo no van a durar mucho tiempo más.

El sindicato de la industria (UAW) siempre ha tenido una posición radical en Estados Unidos hacia la industria. Son históricas sus demandas en pro del obrero estadunidense. Pero la crisis automovilística le hizo reflexionar sobre si salvar empleos o perderlos al cierre de plantas. Pero ahora la coyuntura política de Barack Obama, a quien apoyaron en el Partido Demócrata contra el Republicano de las grandes corporaciones del automóvil y de las autopartes en ese país, les permite cobrar fuerza nuevamente para demandar de más en la revisión que este mes de septiembre están teniendo con Chrysler, Ford y General Motors.

Es así que llegan al punto de exigir los trabajadores un convenio de cuatro años (2011-2015) donde piden que haya más inversiones en Estados Unidos y menos en el extranjero. Y comenzaron por «su amigo» del Sur, México, para quitarle inversiones y producción local. No toda, claro, pero sí como una tendencia a seguir. Porque al modelo Fusión le segurián otros ¿por qué no?

Entre paréntesis habría que medir si el efecto de un mercado inmaduro, un mercado interno a la baja, sea parte del causante de que se lleven inversiones y producción hacia allá.

¿Por qué esta actitud de los sindicatos y de las empresas ahora? Por muchos años los gobiernos de Estados Unidos se dedicaron a promover el mercado especulativo y dejaron de interesarse por la producción local para sus habitantes. Dejaron que China hiciera lo propio poco a poco, hasta crecer e inundar el mundo con sus productos. Ahora que se dan cuenta que la población crece y busca empleos y no todos están en Wall Street como «trabajadores financieros».

El cambio político de Barack Obama para el interior de su país ha hecho reaccionar a algunos sectores «progresistas» (para el modo de pensar estadunidense). Obama piensa más en la gente y menos en las invasiones armadas, menos en los intereses de los millonarios especuladores. El cambio para el sector automotriz se hace sentir con el sindicato UAW metido hasta el cuello en Chrysler y de alguna manera también en GM. Ahora los ordenamientos hacia adentro de las compañías son decididos también por los trabajadores que tienen acciones en las empresas. Esto si va a provocar una gran revuelta en la forma de ver los negocios.

¿Y México? El gobierno que venga, el que sea, deberá fijarse más en estos cambios hacia adentro y pensar que debe desarrollar sus propios intereses, su propia infraestructura al estilo India, al estilo Brasil, al estilo China. No podemos permitir más gobiernos dependientes del capital del país del Norte. Eso siempre lo hemos dicho, pero los políticos mexicanos egresados de universidades de Estados Unidos, piensan al estilo de Wall Street, al estilo liberal norteamericano. Y ese no es el rumbo que México necesita.

Somos un país que siempre ha seguido su propio rumbo. Que no ser por la corrupción, alta corrupción que requiere para acabarse de toda una transformación de la esfera política y social, otro sería su destino.

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