¿Seguro que quiere camioneta? Subirá 12% gasolina en 2010

Me llama la señora diciéndome: «Señor Roy, es que yo siempre he manejado camioneta, se me hace más cómoda, más segura». Le digo que si no ha revisado los precios de los combustibles, que si sabe que en 2010 la gasolina subirá 12% al precio actual. ¿Eso no le mueve a ahorrar dinero, gasolina y a contaminar menos? Dice que lo va a pensar.

Ford Explorer 2009 tres cuartos frente

Entiendo que en el mundo hay división de clases –«Hay niveles», bromean los reporteritos que se quieren hacer los chistosos cuando toda su vida han aceptado el embute periodístico disfrazado de viajes internacionales–. Que hay gente que tiene mucho dinero para adquirir el coche o barco que quiera.

Me queda claro que los fabricantes de vehículos intentan sacar más utilidad de vehículos lujosos y grandes a los pequeños cuya ganancia es mínima. Los distribuidores que vendían Cadillac por ejemplo, se sentían más seguros de la rentabilidad de sus negocios que comercializar Chevys.

Pero el mundo de hoy –lo que queda de él por nuestra irresponsabilidad como raza– no puede ser visto con los mismos ojos del derroche que nos caracterizó en los 80 y aún los años 90. Tenemos que parar el despilfarro.

Si así pensamos, no importa la cartera sino la responsabilidad y la conciencia.

Por tanto ¿para qué usar en el Periférico de la Ciudad de México un armatoste de 3 toneladas y motor de ocho cilindros que consume mucho más que uno de una tonelada y cuatro cilindros o menos? Y a veces esa gran camioneta va ¡con una sola persona a bordo!

Siempre que me preguntan: «¿Qué auto comprar?» lo primero que pregunto es «¿Para qué lo necesita?» Por tanto, la pregunta abierta en este espacio del consumidor es: ¿De veras necesita una camioneta? Porque si no, está desperdiciando todo: espacio interior, gastando gasolina de más (sí, ya sabemos que tiene usted mucho dinero y que quiere demostrarlo), contaminando más la ciudad y siendo un estorbo para la circulación en esta mortal capital donde ya no se puede avanzar.

Tengo una vecina que compró una poderosa Honda Pilot blanca, preciosa. Todos los días la tiene ahí estacionada. Un día le pregunté: –¿Por qué cambiaste tu sedán por la camioneta?.

— ¡Ah –me dijo–, es que ya me la merecía!

(Sólo sonrío pero al lado de ella la otra vecina se había hecho de una X-Trail del año, también blanca).

Todo ello me lleva a esta reflexión que comparto con el lector: Si usted tiene una gran camioneta que usa poco y quiere entrar a la órbita verde de una menor contaminación y consumo de gasolina, le invito a venderla. A comprarse un pequeño vehículo que lo traslade cómodamente por lo que resta de vialidades y contribuya a proteger más el ambiente. Si puede –y trate de hacerlo– camine más. Y si de plano se vuelve ecologista, no compre más coches.

En un auto pequeño nadie se va a burlar de usted. Nadie lo va a mirar feo. Los vecinos que cuidan las apariencias sobre las necesidades se acostumbrarán a un vecino ahorrador y quizá hasta lo imiten el día de mañana.

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