La sociedad mexicana a debate

Ha concluido el trabajo legislativo para analizar la viabilidad o no de la propuesta gubernamental sobre reforma energética mejor conocido como el debate sobre la privatización de Pemex.

Los 21 foros cumplieron con un compromiso inmediato ante la sociedad civil: Que en México las cosas se dialoguen.

El debate va… y la consulta también. Es tiempo de crecer políticamente (Foto La Jornada).

 

No nos vamos a referir aquí a que si el gobierno no hizo nada para promoverlo y fue la misma sociedad con un impulso progresista la que empujo hacia el debate, a pesar de la negativa del grupo en el poder y de los advenedizos políticos del oportunismo salinista que todavía pululan por ahí. Sino a la necesidad que tenemos de exigir fuerzas políticas debatientes, abiertas, ideológicamente preparadas para el gran diálogo nacional.

Pese a los esfuerzos porque un mayor número de mexicanos siguieran los debates en materia petrolera, con un sólo canal de televisión gubernamental, con pantallas en el zócalo, con medios parcializados que sólo rescataron lo que su conveniencia política les sugería, la mayoría de las mesas cayeron en el olvido para la gran mayoría, aunque hubo ojos atentos a atacar la gran indiferencia por una sociedad poco politizada.

En este sentido, es la sociedad civil la que debería someterse a debate.

¿Qué hacemos los mexicanos por cambiar las cosas? ¿Cómo podemos exigir si no estamos allí en las discusiones?

Nefasta, abominable, reprobable la actitud de la mayoría de los medios de información, sobre todo la radio y televisión, que en vez de abrir el diálogo presentando las posturas encontradas de los debatientes, se dieron a la tarea de descalificar el debate primero, la organización y promoción del mismo, y luego a denostar a sus contrarios, con comentaristas que tomaron partido desde el principio, dejando fuera las otras voces, aún las de una sociedad medio sorda, medio muda, medio ciega.

Exigimos comunicadores profesionales cuya imparcialidad comunicativa en noticieros sea intachable. Sólo así la sociedad va a ser capaz de hablar, de opinar.

Pero también una sociedad que en vez de dejarse manipular por esos locutores advenedizos, toma la lectura de las propuestas, las analice y, en consecuencia, actúe.

¿Para qué hacerlo cuando el comprado comunicador, boleador de zapatos del empresario que le paga para hablar y hacerlo bien a favor de los intereses del ejecutivo, ya toma partido antes de dar una nota informativa? Pues precisamente para eso, para ir en contra de esos manipuladores de la información y para debatir el tema petrolero que es fundamental para el futuro del país.

Una parte de la democracia auténtica es la participación ciudadana. Escuchar sus reflexiones, opinar, decidir.

Es pues en ese sentido, sin trampas ideológicas, que una consulta ciudadana es un buen ejercicio al que nadie debe tener miedo. Que los defensores del sistema, con micrófono, dejen de asustar a la gente, o dejen de alimentar un excepticismo ficticio.

El debate hizo florecer lo que los medios no fueron capaz de alcanzar: Espacios plurales de reflexión. Y claro que sí, ese es uno de sus compromisos sociales que muchas veces olvidan por ser comerciales.

Léa también

KIA inversión extra.– $1,000 mdd de sus cinco autopartistas

Reunión de un reducido grupo de periodistas y analistas con los máximos directivos de KIA …