Nicolas Todt, jefe de Felipe Massa, así como sus parientes cercanos, estuvieron presentes para recibir la noticia de los doctores del Hospital AEK de Budapest en el sentido que el piloto podrá abandonar en unos días el nosocomio y ser dado de alta.
El doctor Bazso, que atiende el caso como director del nosocomio (Massa ingresó el sábado anterior al ser impactado por una muelle desprendida del auto de Barrichello), dijo que Felipe va evolucionando del fuerte impacto sobre la cara, cuando el proyectil destrozó parte del casco de fibra de carbono del brasileño.
«Todo es cuestión de que vayamos viendo su evolución día por día y esta ha sido progresiva, por lo que el peligro ha disminuido», dijo con cierta reserva el médico sobre la alta posible de Massa en estos días. «Si todo sale como esperamos, así será en unos 10 días».
La información difundida por Autosport a travé de su sitio de internet, dice que Massa podría abandonar el hospital a finales de la próxima semana, 13 días a partir de ahora, según lo dicho por Peter Bazso, director del hospital.
A Massa le ha sido retirado el respirador artificial y ha recibido hoy martes la visita también de Stefano Domenicali, jefe de la escudería Ferrari, así como del su compatriota Rubens Barrichello –quien no ha tenido empacho en decir que Brawn puede ser el campeón de la F-1 ese año– y el propio Todt.
La espectacular prensa británica había filtrado la idea de que Massa no regresaría más a las pistas. En Budapest, los doctores dicen que esas son especulaciones fuera de serie y que las reacciones del estado de Felipe se están viendo favorecidas por los constantes progresos del paciente.
Mientras, Kimi Raikkonen, compañero de equipo de Felipe Massa, sigue disgustado con la forma de tratarlo de Ferrari. El finlandés ha dicho que emigrará al Campeonato Mundial de Rallies «donde hay que tener manos de a deveras», habría dicho en alguna ocasión el irreverente corredor con su característica forma de ser que no cuadra con los esquemas rígidos de la Fórmula Uno.