Miguel Ángel Granados Chapa: Hasta siempre maestro

Se fue Miguel Ángel Granados Chapa, mi maestro de periodismo en la ENEP Acatlán. Sólo se despidió hace dos días en su columna de Reforma. Un hombre íntegro, un profesional de la letra escrita y de la palabra hablada. Aquel que con su siempre espíritu crítico nos motivó el último día de mayo para encabezar una marcha hacia el Monumento a Francisco Zarco en protesta por el artero asesinato de Manuel Buendía. Y allí estuvimos.

Miguel Ángel Granados Chapa: Periodismo crítico para siempre (Foto de archivo).

Murió el maestro de quien aprendimos a hacer periodismo crítico. En él nunca faltó la precisión para decirnos de un trabajo bien hecho o mal hecho. Y había que repetirlo hasta que estuviera bien.

Era aquella mañana de mayo cuando llegó triste a la clase en el edificio A-9 de la ENEP Acatlán. Nos anunció que habían asesinado al periodista Manuel Buendía. Y llamó al reclamo y nosotros respondimos como buenos universitarios. Y organizamos la marcha al Monumento a Francisco Zarco para protestar. E hicimos pancartas y salimos caminando de la escuela sin secuestrar autobuses. A pie. Y a juntarnos con otras marchas que hacían lo mismo. Y la clase no fue sólo de periodismo sino de educación cívica, de dignidad, de hombres libres que aman este país y gritan el clamor de la justicia y de la indignación porque los hombres del poder ultimaron al periodista. Y allí estaba Miguel, encabezando nuestro contingente. Y esa experiencia no se olvida ni se olvidará jamás. Y unos jalaron para una actividad y otros para otra. Y por eso somos como somos aquí en esta tribuna de Al Volante. Miguel Ángel nos enseñó, y por eso estamos aquí, defendiendo convicciones y formas de pensar. Y por eso hay compañeros que nos respetan y otros se ríen, se mofan de nuestra forma de ser, libres pensadores, no borregos.

Te has ido Miguel Ángel, maestro, periodista con todas las letras. Y ahora vemos los rec0nocimientos aquí y allá. Y ya te vi con Calderón recibiendo la Belisario Domínguez y entiendo bien por qué lo hiciste. Y te veo junto a Cuauhtémoc Cárdenas en los mítines participando por la gubernatura de Hidalgo, tu estado natal. Y eras activista pero sobre todo periodista. Y te escuché muchas veces en Radio UNAM, tu casa, nuestra casa, con el parlamento característico de tu buen hablar y tu buen decir.

¡Qué tristeza me causa saber de tu muerte el domingo, ayer! Aquí quedan tus enseñanzas, y aquí enseñamos, a los que nos siguen, que hay que ser crítico, que hay que mejorar este país desde la trinchera que nos corresponda, que hay que alzar el puño para gritar ¡justicia!, ¡libertad!, ¡democracia! para este país que se nos va de las manos y que no debemos dejar partir.

¿Quién ocupará tu lugar después de tu partida y de la partida de Carlos Monsiváis? Nadie. Habrá otros, muchos otros, millones otros que seguirán luchando. Pero tu silla quedará vacía, siempre esperándote, siempre con la máquina de escribir en el escritorio para que algún día vuelvas a ocuparla, maestro.

Hasta siempre, Miguel Ángel. Y gracias por todo lo que nos enseñaste en el aula, en la radio, en el Excélsior de Julio Scherer, en Proceso, en La Jornada y en Reforma.

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