Caso Mouriño: ¿Legalidad, señor Calderón?

Felipe Calderón se volvió a pronunciar ayer a favor de la legalidad. Hoy salió a la palestra su secretario de Gobernación (vicepresidente en la figura jurídica en otros países), Juan Camilo Mouriño Terrazo, a volver a decir que no es responsable del tráfico de influencias que se ha puesto de manifiesto por las fuerzas de la izquierda mexicana.

¿Qué dice Mouriño vicepresidente? ¿Cómo se defiende? Las cámaras estuvieron hace unos minutos en la Secretaría de Gobernación (Ministerio del Interior para algunos países). Ya le habían informado que el PRI se deslinda de protegerlo. Calderón guarda absoluto sillencio. No sale en defensa de su candidato al 2012.

Juan Camilo Mouriño

¡Ay ojón! ¿Renunciará el acusado?

Pasan 18 minutos en la sala de prensa de Bucareli, calle donde se ubica la secretaría, y nada. Mientras, en el Senado, Carlos Navarrete muestra más pruebas contra Juan Camilo Mouriño. El PRI dice que no se va a convertir en tabla de salvación de Mouriño, según el que vende caro su amor, Manlio Fabio Beltrones, personaje siniestro de la manipulación política en este país.

En Gobernación los reporteros comienzan a chiflar porque el diminuto personaje no sale, no da la cara a la verdad que espera el país. ¿Fue ayudado por el padre del panismo, Diego Fernández, quien lo pudo sacar del problema con una salida extra jurídica a base de papeleo enredoso e ilegal? Es pregunta.

La revista de internet, Indigo, da cuenta que Mouriño ha puesto en áreas estratégicas a sus amigos. En la Contraloría de Pemex, en la Procuraduría Federal del Consumidor, área de inspección de bombas de gasolina, así como el Fonatur. Todas estas áreas están involucradas en una posible investigación al Caso Mouriño sobre tráfico de influencias. Prepara su defensa con estos movimientos. En la conferencia no dice nada al respecto. Como siempre, corto de ideas.

Campeche, estado del sitio de la Familia Mouriño, con todo el poder necesario para hacer cambios en el gobierno estatal y en secretarías de estado, se han manejado las fichas para proteger a Mouriño. Ese es el principal síntoma de que el funcionario no va a doblar las manos y va a pelear hasta el fin lo poco que le queda de reputación.

Alberto Suberman López pasa a la administración jurídica de Fonatur en Campeche, después de ser empleado de la familia Mouriño.

55 minutos después sale un nervioso Juan Camilo. Se le atoran las palabras. Lee un discurso. Habla de legalidad y de entrega de documentos que comprueban su honestidad. Habla de ética, presenta su explicación detallada del asunto. «No hay más contratos en que yo haya participado sino en Transportes Especializados Ivancar» (los amigos le llaman a Juan Camilo, Iván).

Vuelve a repetir el discurso de lo doloso, de los que le quieren hacer daño al país. Pero no va al grano de las acusaciones. Habla de la historia de la empresa de cuando él tenía 14 años de edad. Mete a la CANACAR en la negociación que tuvo con Pemex Refinación. Y así sigue con la historia.

Pone en manos de las autoridades competentes el expediente de su inocencia, dice. No hubo conflicto de intereses. «Mis atribuciones no estaban relacionadas con Pemex Refinación». Repite que se apegó a la ley de responsabilidades de servidores públicos.

«Con claridad: No hubo privilegios para mí ni para mis familiares». Pone en manos de la Cámara de Diputados el expediente y quiere que se aclaren los hechos. «Acudiré a cualquier instancia competente». «No tengo nada que esconder».

Y acusa a los dolosos de intereses políticos y que quieren frenar al nuevo gobierno.

Termina y, por supuesto, no renuncia. ¿Cómo puede seguir en el cargo y ser investigado?

«Sigo adelante en mis funciones como secretario de Gobernación… tenemos convicción de seguir con actores políticos y sociales y por supuesto que sigo firme y hacia adelante en el proyecto del presidente», dice a la pregunta si seguirá en el cargo.

La carta y expendiente lo envía a la Procuraduría General de la República (donde está puesto un panista por Felipe Calderón), el contrato marco con la CANACAR y otros papeles.

Muchos años de la relación de Ivancar con Pemex Refinación. ¿Y no tuvo tiempo para dejar de ser apoderado de la empresa y no ejercer tráfico de influencias?

Felipe Calderón no habla. Está mudo.

Mouriño, desencajado, esquivo…

¿Usted le cree?

(Vea más en www.reporteindigo.com.mx)

 

 

 

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