GM en serio por Chrysler; $11,000 mdd están detrás

La crisis de Bush es fastidio para todos los que siguieron el modelo desde Brand Hatch, cuando la creación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (practicamente todo el mundo capitalista). La crisis de General Motors tiene una única salvación: Adquirir las acciones de Chrysler y mantener la sobrevivencia y con ella una liquidez inmediata de $11,000 millones de dólares. Dice la seriedad de The Wall Street Journal que el asunto GM-Chrysler va firme. Y más que preocuparse por cómo se llamará la nueva compañía hay que inquietarse por cómo se va a desarrollar la «demás industria automotriz» a partir de la compra.

¿Quién puede negar la serie crisis casi de quiebra para General Motors? Los propios analistas norteamericanos defensores del libre capital y de la mano invisible del libre mercado de Keynes, hoy son los peores pesimistas del futuro de empresas como la número uno en materia automotriz en la Unión Americana. Tienen hechos en las manos, en la pluma, de que GM evitará la quiebra si adquiere Chrysler.

Acá en México, en el tercer mundo pegado al primero por vecindad obligada, se especula sobre lo que pasará con la marca Chrysler. Más bien se habla de que nos únicos productos viables a seguir produciéndose por GM son los Jeep. Pero ese un pronóstico adelantado. Primero hay que esperar la adquisición que no fusión.

Cerberus es de esos grandes complejos norteamericanos hechos para ganar dinero; mucho dinero. En ese mundo no hay sentimientos, no hay pasiones… bueno, sí, por el dinero. Pero aquel romanticismo por «amar la marca», querer la camiseta, ya no existe. Nunca existió para ellos. Por tanto, la llegada de un Nardelli como director fue un asunto de estafeta, de poner a un administrador que enderezara el negocio y nadamás. Pero el vendedor de tablarroca (por aquello que venía de Home Depot) no fue quién para levantar el negocio. Faltó la madurez y la pasión por el negocio de un Iacocca, hijo de inmigrantes llamado Lido; faltó el otra vez romanticismo de un Henry Ford, de los hermanos Dodge, para hacer un negocio automotriz, a pesar que los estudiantes de Harvard, de las mecánicas del mercado, pensaran que podían hacer imperar sus ideas, basadas en fuertes ingresos a pesar de todo: Sobre el individuo sin compasión. El escrúpulo es una palabra pasada de moda en ese tipo de escuelas.

Hoy el tema, el gran tema, no es Chrysler, una empresa tercera, no global en la peor interpretación de los neoliberales. Es General Motors, el gran ícono del imperialismo norteamericano, de la modernidad, del ejemplo anglosajón del progreso, de la agresividad comercial, de la globalidad (si hasta el derechista francés Sarkozy exige responsabilidad de personas ante la crisis).

GM no tiene liquidez. Su salvación está en comprar a Chrysler o esperar la ayuda de Bush o de Obama, si lo dejan ser presidente.

¿Sabíamos eso los mexicanos? ¿Sabíamos que GM estaba en el peor camino? En este espacio de comunicación con el mundo lo suponíamos. Pero debo aceptar humildemente que no tenía idea del real problema de esta empresa. Aunque sí del sucumbimiento del modelo capitalista de Estados Unidos. Revise nuestros artículos, revise nuestros editoriales. Si usted busca cuántas notas hemos dedicado a GM sabrá que siempre estuvimos al pendiente de este fenómeno económico, industrial.

Nos dicen los señores de The Wall Street Journal que GM va por Chrysler en serio. Lo creemos.´

¡Ah! De paso la pregunta es ¿Cómo pensar en un nuevo nombre para GM-Chrysler si estamos hablando de una compra de una marca por otra? Estamos hablando del fin de Chrysler señores, aunque prevalezcan marcas como Dodge o Jeep.

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