Fallece Héctor De la Garza Loeb, maestro de las relaciones públicas en la industria

Rebasados los 90 años de edad, falleció el sábado 8 de octubre don Héctor De la Garza Loeb quien fuera un maestro de las relaciones públicas principalmente como directivo de comunicación y asesor en la empresa Chrysler de México donde laboró 15 años y asesoró otros 23. Hasta sus últimos días todavía era asesor de comunicación de diversas cuentas que manejaba desde su casa en la Ciudad de México. Un entrañable amigo de esta casa editorial. Fue un incansable promotor de la publicidad y de la comunicación organizacional en México.

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Héctor, el buen decir, el buen hacer (Foto Familia De la Garza).

Don Héctor De la Garza Loeb, nacido en el Norte del país, estudió en la Escuela Prática de Publicidad. Con él, se creo en México la actividad del publirrelacionismo, disciplina de publicidad y relaciones públicas. En 1968 ingresa a Fábricas Automex estando a las órdenes del entonces director Vicente Ariztegui, con quien le unió una larga amistad hasta la muerte de este.

En 1970 se funda Chrysler de México y Héctor De la Garza fue, desde entonces, miembro importante de la comunicación interna y externa de la empresa como director de relaciones públicas durante 15 años en la empresa que se localizaba en Lago Alberto 320 en la colonia Anáhuac de la Ciudad de México.

Oficialmente dejó de laborar en la empresa en abril de 1982. Sin embargo siguió como asesor externo de relaciones públicas ya en el nuevo edificio de Daimler Chrysler en Santa Fe y luego en FIAT Chrysler Automobiles, actual FCA México.

El que esto escribe lo conoció en 1977 año en el que nació una amistad con este reportero y «don Héctor», como siempre le llamamos. Eran aquellos años en que el trabajo de las relaciones públicas era todo un arte. El arte del buen hablar pero el arte del buen tratar a la gente. Ese buen trato le hizo ganarse a muchos amigos de la industria y del periodismo especializado. Eran los años en que Chrysler de México hacía lanzamientos espectaculares como rentar asi todo el Hotel Camino Real de la Ciudad de México para la presentación de sus nuevos modelos con más de 800 invitados, varios salones de exposición y un fastuoso espectáculo con artistas internacionales.

Lo mismo reportaba a un Jack Parkinson que a un Jerome B. York, y a un presidente mexicano de la compañía, Carlos Lobo. Supo entender muy bien la forma de trabajar de los estadunidenses  y los presidentes en turno siempre respetaron su conocimiento y trato con los medios nacionales. Por su oficina pasaron colaboradores como Leopoldo Silva (ya fallecido), Manuel Duarte, Víctor Manuel Moreno, Rosaura Hernández, Antonio Smith, Antonio Vives y muchos otros más. Fue toda una escuela para ellos.

Don Héctor se convirtió en una referencia de caballerosidad, esmero en la atención a los medios y la creación de un vínculo con los periodistas. «El verdadero puente de entendimiento con la prensa es la buena atención y atender las necesidades de los medios en todos sentidos». Por su escritorio pasaron cientos de propuestas publicitarias en donde el hacía alarde de la buena inversión en los periódicos y revistas, viendo nacer nuevas publicaciones, como los suplementos especializados en industria automotriz de los diarios nacionales.

Un breve tiempo, después de su salida de Chrysler, en 1982, se fue a vivir al extranjero, a Estados Unidos. Entonces se dedicó a la importación de flores desde México (estando allá). Fue un breve tiempo. Regresó a lo suyo.

Su hermano, Juan De la Garza, también se dedicó a las relaciones públicas.

Compartimos con don Héctor el buen café y la buena conversación aún en su casa de la colonia Cuauhtémoc en la Ciudad de México. De la Garza fue un maestro de las relaciones públicas en toda la extensión de la palabra. Pugnó desde la Asociación Mexicana de Profesionales de las Relaciones Públicas, como vicepresidente, que el trabajo en esta área tuviera un esfuerzo académico y realmente profesional. Luchó con todas sus fuerzas contra la improvisación en esta materia.

Como asesor de relaciones públicas de Daimler Chrysler, puso todo su empeño en que la alianza entre la firma alemana  y la estadunidense tuvieran una buena acogida entres los medios mexicanos. Esta asesoría externa a través de su empresa Interlink Relaciones Públicas, siempre cuajó en proyectos exitosos para el grupo automotriz italo-estadunidense.

Vaya desde aquí un homenaje a un gran hombre de la publicidad, de las relaciones públicas profesionales, del buen trato, de la caballerosidad y de la buena amistad y la buena charla. Te recordaré «don Héctor» siempre.

 

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